Solo uno: Un unicornio azul.
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miércoles, 23 de diciembre de 2020
miércoles, 16 de diciembre de 2020
Plegaria hebrea
Dice una antigua plegaria hebrea:
"Que tus despertares te despierten. Y que, al despertarte, el día que comienza te entusiasme. Y que jamás se transformen en rutinarios los rayos del sol que se filtran por tu ventana en cada nuevo amanecer.
Y que tengas la lucidez de concentrarte y de rescatar lo más positivo de cada persona que se cruza en tu camino.
Y que no te olvides de saborear la comida, detenidamente, aunque sólo sea pan y agua.
Y de encontrar algún momento en el día, aunque sea corto y breve, para elevar tu mirada hacia lo alto y agradecer por el milagro de la salud, ese misterio y fantástico equilibrio interno. Y que logres expresar el amor que sientes por tus seres queridos.
Y que tus abrazos abracen. Y que tus besos besen.
Y que los atardeceres no dejen de sorprenderte y que nunca dejes de maravillarte.
Y que llegues cansado y satisfecho al anochecer por la tarea realizada durante el día. Y que tu sueño sea calmo, reparador y sin sobresaltos.
Y que no confundas tu trabajo con la vida, ni tampoco el valor de las cosas con su precio. Y que no te creas más que nadie porque solo los ignorantes desconocen que no somos más que polvo y ceniza.
Y que no te olvides, ni por un instante, que cada segundo de la vida es un regalo, un obsequio y que, si fuéramos realmente valientes, bailaríamos y cantaríamos de alegría al tomar conciencia de ello, como un pequeñísimo homenaje al misterio de la vida que nos abraza y nos bendice".
lunes, 30 de julio de 2018
Nuevo día
Ha llegado un día nuevo.
Nuevo quiero que sea para sentir el gusto por las cosas pequeñas, para saber
contemplar la belleza del sol, las nubes y el viento. En este nuevo día quiero
mirar con esperanza lo que otros ven perdido.
Quiero soltar la mochila que
llevo a la espalda y que no sirven para nada porque está hueca, vacía y con
material inservible.
También quiero en este día
saber agradecer las sonrisas y atenciones que me encuentro por el camino. Me
gustaría también juntarme con otros que son conscientes de que tienen un pan
para comer, un techo donde dormir, cuándo miles y millones de personas en el
mundo no lo tienen. Quiero -cómo no-
saber agradecer el haber aprendido a trabajar y el estar trabajando.
Quiero que este nuevo
amanecer tenga el mismo propósito de siempre, pero esta vez, cumpliéndolo, es
decir: amar sin medida, sin condiciones, sin peros de por medio.
martes, 27 de marzo de 2018
Brindis
Desde pequeño cantar era su
afición. Canción que escuchaba, canción que se quedaba cantando. Y en ocasiones
no podía cantar la que quería y que en algún momento le venía a la memoria.
Hoy, al celebrar el 12 cumpleaños de su hijo, recuerda como aquellos sones, al
vivir también en un mundo de jardines obscenos y de sombras, siendo normal que
esa realidad existente sonara en una u otra canción, también se consideraba
normal tragarse lo que se sentía y no expresarlo.
Y pensó: Hay cosas que cambian en nuestra realidad. Lo que
su padre consideraba obsceno y mordaz, él lo consideraba normal pero le
impedían realizarlo. Desde la ventana del tercer piso veía con gozo a su hijo
disfrutar del cumpleaños con sus amigos. Se sentía más libre dando libertad. Eso
sí, consciente que debía revisar actitudes paternalistas que pudieran darse en
el. Y desde aquel ventanal levantó su copa y su grito de anhelo resonó en
aquella pequeña extensión: que siempre goces de la libertad, hijo mío, y, como
espíritu libre, hables y actúes de acuerdo a tu pensar y tu conciencia. Que
nada ni nadie te lo impida, y que tú nunca te atrevas a cortar las alas de
quien a tu lado esté.
domingo, 24 de diciembre de 2017
¿Felices?
Ya estamos en
esos días en los que la frase que más se repite es ese “felices fiestas” que
nos damos unos a otros, aun a sabiendas que felices, felices, lo que se dice
felices no lo van a ser. Porque basta
que haya una persona en el mundo que no sea libre, para que haya que seguir
luchado por la libertad.
El año pasado
también nos lo dijimos, y el anterior, el anterior y el otro. Y resulta que
este 18 lo hemos vivido de convulsión en convulsión desde el gran Trump hasta
el aparente no sabía nada Puigdemonnt, pasando por el famoso cura francés
Y el canto de la
realidad ha sido ese: No al acuerdo de
paz en Colombia, los refugiados muertos en el mediterráneo, los que huyendo de
la guerra y el hambre no les deja Europa entrar lavándose las manos como Pilatos.
Es el momento de sacar ahora a colación toda una serie de retahílas a cuál más
preocupante. De ahí que nos tengamos que preguntar: la felicidad que nos
deseamos estos días, dónde la podemos encontrar.
Pasar con una
perspectiva de humanidad estos días exige una serie de actitudes personales y
comunitarias que trascienden lo meramente intelectual y afectivo. Ello quiere
decir que semejante propósito no se conseguirá de manera gratuita ni a
cualquier precio. Más aún cuando existen unos intereses tan contrapuestos
atizados por un egoísmo feroz y en muchos momentos salvaje. Me ha parecido
oportuno, al hilo de todo ello, traer a colación la frase que hace ya más de un
siglo dijo el poeta y dramaturgo inglés Alfred Tennyson “Nunca será tarde para
buscar un mundo mejor y más nuevo, si en el empeño ponemos coraje y esperanza".
Conseguir un
mundo parecido más a una familia que a un mercado especulador no nos por
agotamiento ni nos llegarán muchas veces por sí solos, sino también a los que
en otros muchos momentos nos vendrán dados por personas e instituciones,
movidas por intereses poco claros, por no decir demasiado turbios. Existen
situaciones en la vida que no se pueden afrontar de cualquier manera: exigen
claridad de ideas, por una parte y voluntad firme y contundente, por otra.
Y, por último,
algunas, si son muchas mejor, dosis de esperanza, en medio de una vida donde
parece que todo da lo mismo o donde existe la impresión que ya no se puede
hacer nada. Nunca te declares derrotado/a ti mismo/a; y, si otros lo creen, no
lo asumas sin más y no ceses en el empeño de mantener viva la llama de que aún
es posible que tú seas un poco mejor y, a partir de ello, también el mundo que
te rodea.
Es por ello que,
a pesar de todo, me sobran razones para desearte de corazón: ¡FELIZ AÑO!
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