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martes, 15 de enero de 2019

De hombres y mujeres


“Los hombres no lloran”, “la mujer es más sentimental”, “las emociones le pueden un mucho”, etc. etc. Son frases que escuchamos con frecuencia para hacer notar la diferencia entre hombre y mujer.

¿Pensar así no es uno de las tantos motivos que originan los estereotipos de género? ¿No tenemos ambos un cerebro qué es el que controla organiza nuestras reacciones ante las emociones?

Ser felices, por poner un ejemplo, es un deseo de los dos y la felicidad, igual nos hemos dado cuenta tarde, consiste en vivir el presente, habiendo superado las heridas del pasado y mirando con ilusión el futuro. Ambos, insertos en la maraña de este mundo, nos encontramos con obstáculos para ello, cómo son el querer controlarlo todo, la mala gestión de las emociones por estar constante al que nos vemos sometidos.

Y es que alcanzar la felicidad plena es una utopía. No vivimos una vida feliz. No se pueden suprimir de la vida el sufrimiento y el dolor. Son inevitables. Lo que sí hay son momentos de felicidad y esos hay que vivirlo a tope, con toda la emoción de la que seamos capaces. 

Expresar nuestros sentimientos, dejarnos llevar por las situaciones emocionales siempre será una cosa positiva para hombre y para mujer. Por eso la conclusión a la que prácticamente todos sabiamente hemos llegado: la felicidad consiste en vivir el presente.




martes, 20 de noviembre de 2018

Los años locos


Sólo había pasado una semana desde el comienzo del curso en la universidad. No sé si existe la casualidad. Tampoco sé por qué me senté en una fila delante de ella. Lo que sí sé es porque empezamos a tener una relación más personal e íntima. Y todo fue porque soy un culo-inquieto de los que no deja pasar las ocasiones que el presente le pueda brindar.

Volviendo la cabeza  hacia la fila de atrás fila de atrás le comenté:

- Se me ha caído una goma de borrar y creo que ha ido a parar debajo de tu silla.
- Sobre la marcha -dijo ella.

Habían más personas en la sala cerca de nuestras mesas que ayudaban en la tarea, pero la goma no apareció. En ese intervalo yo había ido al baño. Y saqué del interior de mi bolsillo el material que necesitaba para una sobredosis de café, de cigarrillos, de bebidas de Savia y otras similares que no son de hacer propaganda en este lugar…

A la salida de clase, se notó que había sido impulso  de los dos esperarnos el uno al otro.
- Siento no haber encontrado tu goma.
- Imposible que la encontrarás. La tenía yo en el bolsillo -le contesté, enseñándosela.

Ni se enfadó ni se molesto. Solo le escuché:
- Vamos, te acompaño a tu casa. ¿vives solo?
- Ese es el problema. Porque no respondo de mí.
- Un defecto lo tiene cualquiera y para eso está el perdón

Y agarrándose de mi cadera, me dice le cante una canción y sin pensarlo me salió:

"Tenía tanto que darte
Tantas cosas que contarte
Tenía tanto amor guardado para ti...".

Y seguí con otra:

“Soldadito marinero conociste a una sirena
de esas que dicen te quiero si ven la cartera llena
Escogiste a la más guapa y a la menos buena
Sin saber como ha venido te ha cogido la tormenta…

Él quería cruzar los mares y olvidar a su sirena
la verdad, no fue difícil cuando conoció a Mariela
que tenía los ojos verdes y un negocio entre las piernas
hay que ver que puntería, no te arrimas a una buena".

Todo continuó realizándose con normalidad aunque todo fue indescriptible. Y ya al terminar mientras me lavaba los dientes en el baño y ella se intentaba sentar en la vasija del mismo, me pregunta:

- ¿Tienes novia? -Moviendo los dedos se señaló que muchas. ¿Cuantas?
- Cuatro
- ¿Viven aquí contigo?
- No, cada una en su casa

Y así comenzó la historia en la que todos los días se quedaba la cama por hacer, la casa por barrer, la ropa por lavar la plancha sin planchar, la nevera triste, el bonsai sin regar, la ropa en la silla y los cacharros en la encimera y que se sientan todos los faros inferiores, se quemen todos los fuegos, se llevan todas las aguas, que todos los amantes...




sábado, 28 de abril de 2018

Sergio, el rey del barrio


Se creía el más guapo del barrio. Decía con orgullo que sus amigos estaban celosos de él. El espejo era su obsesión, tanto  el del retrovisor de su coche, como el de otros aparcados en la calle, aliñándose el pelo de momento en momento. Sus conocidos estaban mosqueadísimos con él porque, saliera el sol por donde saliera, cerraba la puerta  del comercio, y con una espiga de trigo en sus manos, se dirigía siempre a la misma hora a una casa cercana donde, según nuestros informes, vivía un hombre soltero de unos cincuenta años. Nunca supimos el motivo de ello, quedando como una incógnita a resolver.

Se sentía atractivo y nunca estaba solos No supimos que llevaba consigo aquella visita mañanera a uno del mismo sexo. Tampoco pudimos afirmar que tuviese relaciones con aquel tipo. Aquella noche en el bodegón de un pueblo cercano seguía presumiendo.

- Sé como coquetear y sé cómo beber con las mejores. Muchas mujeres piensan que soy caliente, sexy, o como quieras llamarlo. Aprovecho las oportunidades.
- Lo dices como si tuvieras algo planeado esta noche con una chica.
—No. —negó con la cabeza y le di mi sonrisa perezosa. Puso los ojos en blanco y me reí. Mientras seguía jugando con clips que sacaba de su caja, y que pasaba de mano a mano dijo-. Se trata de unas chicas, en plural. —sonreímos—. Ésta noche, voy a tener una cita doble.
—Cancela una -le dijeron.
- No quiero cancelarle a nadie. No sería justo para ninguna.
—¿Por qué no?
—Estoy seguro de que han estado planeando lo que van a llevar desde que las invité a salir. Y no es justo dejarlas colgadas. Será algo largo y cadencioso como estos clips encadenados uno al otro.

Justo en ese momento llegaba Cari que se había citado en aquel lugar. Después de probar un vino la tomó de su mano y salió con ella en dirección a su casa donde había citado a Clara. Por el  camino le preguntó

- ¿Qué le dijiste a aquella chica a la que habías invitado antes de encontrarte conmigo? ¿qué tenías una cita con esa persona?

Sergio se enrollo respondiéndole con generalidades y no concretaba su respuesta, de lo cual Cari fue consciente…

—Oye, era sexy y tenía ganas. Tengo  veintiún años, estoy en el punto sexual más alto de mi vida. No le iba a decir que no. Confía en mí, lo sé.

Cari no llegaba a entender lo que Sergio quería decirle, cuando, llegando ya a su casa, vio una chica de pie tocando el timbre de la misma. Sergio le silbó y tomando de la mano a Cari se acercó a Clara, le besó en los labios, y abriendo las puertas las invitó a pasar. Y sin mediar conversación alguna les dijo

- Esperadme en la alcoba, chicas, que  vengo sudado y voy a ducharme -las dos quedaron mirándose la una para la otra como preguntándose “¿y tu sabías que había invitado a dos?”. Ambas levantando la mirada hacia la otra, se percataron de que en aquel juego no habían participado ellas en activo.

Y se pusieron de acuerdo en la tarea a hacer. Sergio salió de la ducha con pantalón corto y una piedra verde de diamante en sus manos y entró en la alcoba donde esperaba hallarlas. Bajó a la cocina y se las encontró a las dos, vestidas. Se acercó a ellas

- ¿Os ayudo a poneros cómodas? -esbozando una sonrisa nada ingenua-
– Primero -dijo una de ellas-, comamos algo, prepáranos la cena para estar más a gusto los tres en la alcoba.

Y bien que lo hicieron. Mientras ellas, sin parar, tomaban agua de una botella de ron que previamente habían llenado de agua, Sergio, cocinaba la cena, y al verlas tan contentas bebiendo, comenzó a hacer lo mismo, de su propia botella, en las mismas proporciones que ellas hasta que, borracho perdido, mientras las dos jóvenes hacían que lo estaban. Vieron como caía al suelo, diciendo sandeces y sin poder levantarse. Oyó en la penumbra que  tocaron el timbre y entraban sus amigos que habían sido avisados por las jóvenes. Todos reían a más no poder y las felicitaban.

- Muy buena, chicas, habéis bajado del trono al que se creía el Salomón erótico, rey de reyes.

Aquella noche se acabó Sergio, el engreído.