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viernes, 15 de febrero de 2019

Olvido


Un tema del que ya no se habla. Ha pasado del rincón de la actualidad al del olvido.

Tendría su vida solucionada para siempre. Así le dijeron cuando tenía trece años después de violarla y ofreciéndole  -es un decir…- prostituirse en España.

En cinco años paso por más de cuarenta prostíbulos. Cada veinte días le cambiaba de lugar para que las cucharas tuvieran culos nuevos. Luego tenía que hacer cola para comer o dormir.

Cuenta que en Rumanía su país se fabrican putas a gran escala y que es el país mayor exportador en esta materia. Cuando venía para España pensó que en un par de años su vida se solucionaría. Y la realidad no fue otra cosa que una suma de engaños.

Así ha sido siempre con todas, les prometen lo que saben que no va a tener. Les engañan, les explotan. No hay palabras ni adjetivo para calificar esta situación.

El 50% de la ganancia qué había que obtenían con las chicas se les iba enseguida en multas o enganchada a la cocaína y al alcohol. Los prostíbulos han sido y siguen siendo, aunque hoy no se hable de ellos, campos de concentración para mujeres  empobrecidas en  los que pierden toda identidad.

¿No es este también es un problema de género?




miércoles, 9 de agosto de 2017

Carne de cañón

Murieron en un ataque a la cárcel. Algunos dicen que no se ha perdido mucho. Que si estaban allí por algo sería. Otros dicen que fueron sus vicios los que los mataron al enfrentarse unos con otros por la dirección del tráfico de drogas. Unos y otros se olvidan de las causas por las que están allí y las soluciones educativas que se toman para resolver las causas analizadas.

Pasa lo mismo en otras dimensiones. Muchos se olvidan que todos somos seres humanos y no son los mismos objetivos y retos de los europeos que los de la mayoría de los africanos. Como diferentes son los medios empleados en la educación y progreso de unos y otros.

Vayamos siempre a las causas profundas. Desenmascaremos las consecuencias funestas. Convenzámonos de una vez que los sistemas carcelarios actuales no recuperan ciudadanos, sino que les da oportunidad de entrar en la escuela del crimen”.


La sociedad ha crecido, sí. Pero todavía caben iniciativas valientes, que reconcilien a esta sociedad entre sí. No podemos ser felices del todo si continuamos con los brazos cruzados sin hacer nada salvo alegrarse ante la muerte de unos criminales. Igual nos toca a nosotros una palabra nueva, valiente, capaz de reconciliar esta sociedad a partir de estructuras más justas e inclusivas.