Murieron en un ataque a la
cárcel. Algunos dicen que no se ha perdido mucho. Que si estaban allí por algo
sería. Otros dicen que fueron sus vicios los que los mataron al enfrentarse
unos con otros por la dirección del tráfico de drogas. Unos y otros se olvidan
de las causas por las que están allí y las soluciones educativas que se toman
para resolver las causas analizadas.
Pasa lo mismo en otras
dimensiones. Muchos se olvidan que todos somos seres humanos y no son los
mismos objetivos y retos de los europeos que los de la mayoría de los
africanos. Como diferentes son los medios empleados en la educación y progreso
de unos y otros.
Vayamos siempre a las causas
profundas. Desenmascaremos las consecuencias funestas. Convenzámonos de una vez
que los sistemas carcelarios actuales no recuperan ciudadanos, sino que les da
oportunidad de entrar en la escuela del crimen”.
La sociedad ha crecido, sí.
Pero todavía caben iniciativas valientes, que reconcilien a esta sociedad entre
sí. No podemos ser felices del todo si continuamos con los brazos cruzados sin
hacer nada salvo alegrarse ante la muerte de unos criminales. Igual nos toca a
nosotros una palabra nueva, valiente, capaz de reconciliar esta sociedad a
partir de estructuras más justas e inclusivas.
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