Para vivir en armonía nos
dijeron: Cumplamos todos estas orientaciones y los problemas desaparecerán. Y
así salió aquello de que se protegería a todos los españoles y pueblos en el
ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones,
que somos iguales ante la ley; etc., etc.…
Uno se pregunta: ¿y cómo se
protege a una persona si ésta no tiene una casa donde vivir o un trabajo de
dónde comer? Es como si a uno le recortaran el agua y nos quedáramos tan
tranquilos olvidándonos de que, como las plantas, hemos de crecer. Recortan la
piel de nuestras manos y, sin embargo, muchos de nosotros les aplaudimos con
nuestras lenguas y palabras. Y si nos recortaran las palabras igual hasta les
saludaríamos sonriendo por lo listos que son. Nos han recortado la luz y… lo
justificaremos diciendo…, diciendo nada. Seguiremos viendo la tele sentados, y
hasta comeremos en silencio pues, a este ritmo, serán capaces de recortarnos el
hambre.
¿Qué hace falta para que
cuando esos derechos se pisoteen la gente de a pie nos rebelemos en señal de
protesta?
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