Compartía parte de su tiempo
libre realizando actividades para ejercitar la memoria con residentes de la
tercera edad. Y en una de ellas les propuso contar como habían querido que
fuera su vida. Les costó un poco. Pero bastó que uno se expresara para tener
que poner orden en el turno de palabra. Y aquí comparte, como animador del grupo, las que pudo anotar.
Les vio tan unidos aquel día que transcribió lo que dijeron como si fuera
de una sola persona. He aquí el resultado:
He querido navegar por las
corrientes del bien. No me ha interesado bucear en los mares del mal. He
procurado crecer superándome a mí mismo. Me he puesto a escuchar muchas veces
lo que dice mi corazón sin importarme las razones de los demás que estaban a mi
lado. Quizás por eso esté hoy aquí – ellos creen que solo, yo siento que más
acompañado que nunca-.
He tenido que afrontar
grandes desafíos. No todo ha sido sencillo. Y desde el esfuerzo he ido
construyendo poco a poco mi mundo. Todos deberían saber que nada se nos da
regalado. Y que siempre hay tormentas que esquivar. Y que, a su pesar, siempre
se puede ir hacia adelante.
Descubrí en la mujer su
ternura y belleza, su sabiduría. Su poder, la pureza de su alma. Su dignidad y
su amor por aquel a quien se entregaba. Y no logro comprender cómo a estas
alturas de nuestra vida esta residencia no es mixta, y solo admite hombres.
En estos momentos quiero
distraerme de tantas heridas que me hicieron llorar y despedirme de tanta pena
habida y que ha seguido creciendo. Y cuando me haya convertido en polvo, en mi
caso serás más bien arena, sentir que estoy sesteando, olvidando, sonriendo.
P.D.: una actividad que nunca olvidaré y que me
gustaría repitieran conmigo un día.
A mi no me gusta esa pregunta. Solo recuerdo para no volver a caer si es que me queda tiempo. Me has dejado pensando
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