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martes, 1 de diciembre de 2020

Nada es para siempre

Hace tiempo que con ambos me une una fuerte amistad. No eran unos pipiolos cuando se enamoraron. Llevan juntos sobre los treinta años. Ramón trabajaba fuera de la isla, y un verano se conocieron. Un año no más duró él en la capital del país. Tenía un buen trabajo, y lo dejó por ella. Podía haber sido al revés: ella dejar la isla, donde no tenía trabajo, y establecerse en Madrid. Pero la gran ciudad no era para ella. Así que Ramón dejó su trabajo, su círculo de amistades -entre las que me cuento- y volvió a su isla con Raquel, su amada.

Los veranos siguientes frecuentábamos el trato. Todo parecía indicar que caminaban en sobresaliente. El año pasado noté triste a Ramón y distante a Raquel. Cuando me llevó al aeropuerto de regreso yo a la península me dijo que, con la experiencia adquirida, hoy no se hubiera casado. Ni tiempo nos dio a hablar del tema pues fue llegando al aeropuerto. Por teléfono me puso más o menos al corriente. Intuía primero y descubrió más tarde que Raquel hacía migas muy íntimas con un compañero de trabajo. Y era yo el primero en saberlo.

Le molestaba que otros se enterasen, pero de alguna forma tenía que desahogarse. El miedo a hacer el ridículo en el entorno social en que se movía no solo laboral sino socialmente, pues presidía una asociación de tipo cultural muy respetada en la ciudad, le paralizaba para decidir. Y además el seguía enamorado y tragaba. Intenté hacerle ver que dado que las relaciones internamente habían naufragado lo mejor era vivir cada uno su vida sin depender para nada del otro. No terminaba de decidirse.

Hace unos días, de paso por la isla por motivos familiares, quedé con Ramón para cenar. Un grupo reducido celebraban un cumpleaños. Con mezcla de todas las edades no se les distinguía aunque se escuchaba la algarabía. Amén de que nosotros dos estábamos centrados en la toma de decisiones que Ramón evitaba. Pero aquella noche el miedo al ridículo tenía ya marcado su destino final. La vida a veces parece una broma, y en este caso una broma pesada. Cuando ya tarde no cabían más cubitos en la mesa del fondo y nosotros habíamos pedido la cuenta, una pareja entró en el restaurant con intención de sentarse en una mesa. Cuando llegaron a nuestra altura frenaron en seco y se oyó una voz femenina con un: “Uy perdón, nos hemos confundido”. Permanecí descompuesto con una sonrisa rota desdibujada en la faz, mientras Ramón, con su brazo sobre mi hombro, sin saber si llorar o reír me preguntaba si le hacía un hueco en mi apartamento aquella noche.

A la mañana siguiente, en el horario laboral de Raquel, le ayudé a hacer las maletas y salir de la que había sido su casa durante treinta años. Yo si sudé de verdad mi camiseta esa mañana, mientras él, como si nada hubiera pasado, comentaba la vida quería llevar hace tiempo y no se había decidido.


sábado, 3 de octubre de 2020

Inma Flores - Entelequia

Es tu adiós, tu adiós, mil veces te has ido
de mi casa, de mi vida, de mi memoria:
Sentimientos que van como una noria
Cuando pensar en ti tengo prohibido.


Pasa el tiempo y por fin he conseguido

Desterrar la tristeza ¡gran victoria!

Para quien mira atrás y sin historia

Avanza su camino del olvido.


Atrás quedas, vencido por certezas,

Mil calumnias y cientos de flirteos.

Tus mentiras mis labios han unido.

Demasiadas las dudas, muchas piezas

Con bordes desgastados, mil trofeos.

Una entelequia, sí, mi amor vendido.


Inma Flores




viernes, 6 de marzo de 2020

Desamores

El dolor pasa, cuando llegas a aceptar que, quizás o realmente, no te amaban como tú creías. El tiempo -oía decir desde pequeña- cura las heridas. Pero mientras ese tiempo llega, cómo vas a olvidar que hace siete días que no le ves, y luego, siete largos meses que no viene a casa. ¿Qué le he hecho yo?

Sí, he hecho muchas cosas, pero por su bien. Me desviví por él. Le di mi tiempo, durante quince años vivió con sus abuelos, que nos desvivimos por entero. Y ahora no viene a vernos ni que le hablen de su abuela. No me  cabe en la cabeza.

Y aunque ya me estoy haciendo a la idea de que no me quiere, sigo llorando, sin parar, sola, y preguntándome por qué, por qué, por qué...”.

Ése es, en síntesis,  el gran  problema que vive esta mujer.

Uno no sabe qué esperar de las personas, por eso aunque algunas veces éstas sean groseras o indiferentes contigo, no duele; porque no interesa lo que hagan o dejen de hacer. El problema está cuando alguien que quieres te lastima.

Hay muchas cosas que aún no entiendo, por qué la gente no mide las consecuencias de sus actos y solo se dejan llevar por la maldad, sin importar el daño que puedan ocasionar a los demás. No existe el perdón, sólo la aceptación de los hechos cuando se traspasan los límites, la pregunta es: ¿Hay felicidad después de tanto dolor? Mi respuesta es que Sí.

La mente humana puede guardar muy bien los recuerdos tristes del pasado, tenemos el poder de sanar emocionalmente cuando nuestro ser ha sido invadido por la tristeza y por todos esos sentimientos que acompañan a la ira, como el odio y el rencor. Por medio de nuestras ideas y pensamientos positivos, podemos acudir a la fuerza interior dentro de cada uno, la cual debemos dejar fluir sin ningún miedo.

La sanación espiritual viene de ti, y tú decides sanar o seguir enfermo del alma. Esa  fortaleza es lo único que te permitirá poder reír de nuevo, vivir renovado y luchar más que nunca...

Me preocupé por su salud. Que si las piernas, que si la prevención del asma, piscina, clases particulares, parques, vacaciones a los centros infantiles de  las islas, de la península, Disney y no sé cuántas cosas más…”.


martes, 24 de diciembre de 2019

El otro árbol de Navidad

No es la clásica estampa de la Navidad. Alegre, dinámica, festiva, de colorido. Nuestro árbol plantado en medio del camino, un trozo de naturaleza dejado de la mano de todos, lleno de nubes, puesto como a intención de hacer la jugada a alguien y en un día oscuro refleja lo contrario de lo que se dice en Navidad.

Pero ¿deja por ello de ser real? Navidad no es solo celebración. Puede ser también tristeza o luto. Igual lo real, en muchos casos es familia con problemas, no tanto nos referimos a los económicos y miseria, que también, sino a una navidad ficticia que nos coloca juntos a hermanos, que no se toleran, hijos que esconden sus vidas sus padres ocultándoles lo que en el cada día está llenando su tiempo, complicidad en la causa de algunos problemas sociales, desconfianza ante cómo programarán su futuro sus padres, recelos entre ellos…

Todos sentados en la misma mesa. Comen, beben, hablan de lo bien que ha salido el pavo al horno, de lo saladas que quedaron las papas arrugás o pelean con los chicos para que dejen los dulces para el final; de lo mal que está el equipo de futbol este año y no por todo ello se deja atrás el descorchar la botella de sidra cuyo recuerdo de familia unida y feliz guardará la foto del almanaque de enero. Terminada la comida, termina la fiesta. No da lugar a sentarse cómodamente en el salón contándose las peripecias del año. No hay mucho que hablar entre ellos. Muchos salen sin dar un beso a los que se quedan. Y aquí, como en los casos positivos, Navidad seguirá siendo todos los días, pero desde el litigio, la envidia y la discordia. No, no está fuera del contexto de esos días, el arbolito claroscuro que como policía de fronteras baja sus ramas para parar a aquellos que vienen muy deprisa.


viernes, 26 de julio de 2019

Un año ya


Ayer tarde paseando por una bella plaza de la ciudad me encontré a un amigo de la juventud que estaba sentado en uno de los bancos del parque, con la cabeza inclinada y apoyada en sus manos.

Me acerqué a saludarlo y a mi pregunta de “Cómo estás”, levantando la cabeza, con lágrimas en los ojos y una voz que casi no lo entendía me dijo: “Muy triste. La Tristeza me domina hoy”.

  
Y sentándome a su lado esto fue lo que me contó.


“Ayer fue un día triste para mí y pensando en este tema las lágrimas me caían a chorros. Y ahora comienzan a querer salir. No es un problema de amor. Si que lo es de pareja. El amor es algo personal. ¿Tendría más paz si no hubiera existido lo que ha creado en mi tristeza? Seguramente sí. Seguramente los motivos serian diferentes para una u otra situación.  Y la paz, mi paz en este caso, estaría atacada por otro flanco. También podría estar en peligro.

¿Hay culpable? Sinceramente creo que yo esté en la causa que ha originado la situación.
Pasara lo que pasara he aprendido mucho de esta realidad y seguiré aprendiendo.
Saber que tengo que seguir aprendiendo en todo es, lo digo humildemente, una de las cosas buenas que me quedan en la vida.

Sí. Ya lo sé. La felicidad no existe. Ni es preciso que me lo recuerdes. Ayer hizo un año que no voy a mi casa. O sea un año que me fui de casa para ingresar en una residencia de mayores”.


viernes, 14 de junio de 2019

Desgarro


Estaba solo. Se sentía más contento mientras estaba trabajando que ahora ya jubilado. No tiene nada que hacer, nada que mirar. Sentía que la nada era su única compañera.

Un día en uno de esos paseos matutinos paso junto a una residencia de mayores. La curiosidad le picó y entró para conocerla. No tardó ni veinticuatro horas en tomar una decisión. Al día siguiente estaba firmando el contrato de alojamiento.

Se despidió de la soledad, su antigua compañera. Se sentía a gusto rodeado de gente de su edad. Y he aquí que un día se dio cuenta de que estaba enamorado de Carmen. Ella también es viuda, solo tiene sesenta y cinco años. No pasaba un minuto sin querer estar presente donde estuviera ella. No era una mujer de trato fácil, la verdad. A ella no se le podía decir un buenos días sonriente. Te mira con una cara que parecen decirte "Forastero, no te metas en asuntos que no te incumben". Pero en el comedor, en salón de la tele, en patio… en cualquier parte iban juntos.

Hasta que un día se cansó y ella lo dejó. Lleva una semana sin poder asimilarlo. Se sienta en todos los rincones de la residencia pero no tarda dos minutos en volver a levantarse a ver si la encuentra. En su camino, con los ojos puestos en la soledad, a veces tropieza con un obstáculo humano o con una silla que está fuera de su sitio. Ayer, inexplicablemente, se lío a mamporros con un compañero. Hoy el médico le ha diagnosticado principio de Alzheimer. Sólo está empezando. Y él no quiere olvidar.