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miércoles, 21 de abril de 2021

Preguntas de Mapy

¿Me pregunto qué pasa en esta sociedad que utiliza la violencia como entretenimiento? Me causa terror pensar que vendrán después de esto, violaciones maltratos, abusos a niños.

Es un mundo apocalíptico, un mundo tan feo. ¿Esto no se puede parar?


¡Por Dios esas cabezas desestructuradas!, en las que la vanagloria cuelga de las redes como un trofeo.


Necesitamos ayuda los ciudadanos de estas"cosas" -porque me cuesta ponerle nombre-, protección ante esa sensación de frustración e impotencia sobre no se sabe bien qué. Pedimos soluciones.


Tal parece que los jueces, los políticos y otras cabezas bienpensantes no se dan cuenta de la gravedad.





jueves, 6 de diciembre de 2018

Estrés


¿La gente de antes no sé estresaba? La gente de antes -como la de ahora- también comía, salía de su casa a trabajar, viajaba por uno u otro motivo... Pero, según parece y lo hemos visto también a través de nuestros abuelos, la gente de antes llevaba una vida más tranquila.

Pero la gente de antes no solo son nuestros abuelos y bisabuelos. También lo son los que vivían en la Edad Media -muchos de ellos, la mayoría- dependiendo del campo o de labores carentes de toda libertad real. Muchos de ellos obligados a ser esclavos o a formar parte de un ejército, en el que su vida no tenía valor alguno, carne de cañón para gentes como los Atila de turno, los hunos y los otros.

Sí el estrés es una respuesta a situaciones amenazantes, el hombre de las cavernas tenía que  vérselas disputando espacio y comida. ¿Hay situación más estresante?

Antes la mayoría de las dificultades eran de tipo físico, de riesgo de la vida propia o de su familia o de su entorno. No han desaparecido aun esas situaciones en muchos lugares del planeta, pero al menos, en este primer mundo donde me ha tocado vivir, esas angustias se han reducido. Las tenemos más cerca de lo que parece. Recordemos las vidas que se pierden cruzando el mar en una patera, o el desgarro en cada desahucio o la gente que no puede ni pagar la factura de la luz en pleno invierno.

Tal vez el estrés, la ansiedad, es consustancial con el ser humano, Lo que cambian son las circunstancias, pero no la naturaleza de la que estamos hechos.




sábado, 3 de febrero de 2018

Insomnio

Se acuesta y a las dos o tres horas ya está despierto. No puede conciliar el sueño y da vueltas en la cama. Se levanta a leer, a ver la tele, a limpiar algún trasto viejo de la casa, escucha algunas grabaciones. Así lleva varias semanas, pasando una mala noche tras otra. Algunos amigos, al ver la cara con la que llega al trabajo, se han interesado por lo que le pudiera estar pasando y le han recomendado que haga  frente al problema.

La edad no es más que un estado del alma, y la suya había ido desgastándose poco a poco entre desengaños y maldades que no sabía ni quería asimilar. No lloraba, ni gritaba, ni se venía abajo delante de nadie; pero luego, durante la noche, le despertaba el eco de todas esas insolencias diarias.

Él era consciente de engaños y maldades recibidos que de alguna manera pesaban sobre él. Y también lo era de que el mismo había causado situaciones de engaño para otros. Una y otra cosa le pesaban. Por otra parte, casi todo lo que le agradaba era vano, fruta prohibida, rondando incluso el peligro como aquel que saborea de un atardecer de fuego en los pinares. Y, aún acostumbrado a ello, le sobresalta una palabra, un aroma, una mirada que se cruza.

Y, en ese estado de conciencia, aquella tarde vivió una situación que le hizo reaccionar. Paseando vio a su ex novia bordeando el río de la mano de su actual pareja. Aunque ya hiciera ocho años de su separación, sus ojos, como espada lacerante quedaron clavados en ella y hacia ella giró su arco y disparó su flecha. Llegando a su casa le vino una idea. Paró el coche y buscó y rebuscó en faebook. No tardó en encontrarla y, sin vergüenza alguna, debajo de una de sus fotos, no solo puso me encanta, sino un comentario: esta tarde eran las 19.20 horas cuando te volví a encontrar. Pasarás mañana por allí, pero será mi mano la que llevará cogida la tuya.


A la noche siguiente, después de ese paseo de manos por el río, durmió espléndidamente. Sus compañeros, notando el cambio le miraban sonrientes. El solo respondió: la fuerza de mi Yo ha actuado.