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sábado, 7 de diciembre de 2019
miércoles, 16 de octubre de 2019
¿A qué huelen las nubes?
Me contaba hace tiempo un
experto en Ciencias de la Comunicación que, ya desde principios del pasado
siglo, la historia de la Publicidad es la crónica de la evolución de los
valores sociales. Los creativos publicitarios siempre han estado pendientes de
los gustos y las aspiraciones -los miedos y las preocupaciones también- de los
potenciales consumidores. Hay infinidad de literatura al respecto,
naturalmente.

Pero los tiempos cambian, los
valores sociales en la actualidad son otros. Hoy priman en la sociedad valores ecológicos,
de defensa de la naturales, contra el cambio climático... También valores
solidarios, de igualdad de sexos. Y poco a poco, esas claves de comportamiento
van siendo utilizadas para inducir hábitos de consumo cotidiano.
En un mundo en el que
consumir una determinada marca de cerveza da a entender que con ello salvamos
la vida a las ballenas o que el uso de una concreta crema hidratante basta para
proteger la capa de ozono, queda evidente lo poco que ha cambiado en realidad
la naturaleza humana. Las posibilidades de ser manipulado permanecen intactas.
Será que el sentido crítico
no es el más desarrollado en el ser humano.
viernes, 16 de febrero de 2018
Las Guerras 2.0
Desde Banjul,
donde habitualmente vivía, el presidente de la asociación mundial de bancos les
había convocado a una reunión urgente en el despacho del presidente del país
más poderoso de la tierra. La reunión se haría en la casa de colores
presidencial pues tenía que dar la impresión, no solo de que era una reunión
política, sino que era el presidente quien mandaba blanco sobre negro.
El convocante
era, digámoslo claramente, el jefe de la economía mundial. Es decir, el que en
lugar de invertir los dineros que producía el pueblo con su trabajo, se los
guardaba para no pasar necesidad durante el año y poder disfrutar de sus noches
de verano y sus frecuentes excursiones a la caza de elefantes.
Como un reloj, a
la hora y día señalados, allí se encontraron los cinco miembros del que, ellos
llamaban, equipo mundial de gobernantes. El tercer miembro era la persona que
llevaba la coordinación mundial de los sistemas de enseñanza a fin de evitar
que la libertad de pensamiento y su pensamiento crítico navegaran con libertad
por todo el planeta.
Y el cuarto era
un tío sin ideología. Lo único que le importaba era que un día le pudiera
disminuir el montante de su capital, pues sería prescindir de sí mismo, para lo
cual, de los contratos que firmaba con empresas para la administración soplaba
la factura con material no servido y se guardaba ese dinero.
La reunión fue
en el despacho del presidente, el cual previamente había hablado por teléfono
con su homónimo del país opuesto, pero económicamente fuerte. El convocante
comenzó explicándoles el motivo de la reunión. Por una parte, su preocupación
por el ritmo que estaba siguiendo la política de Parac, país situado en el
continente africano, y que parecía tener tintes de seguimiento en los grandes
países de su entorno. Se estaba dando un culto excesivo a la libertad de las
personas y los pueblos a la hora de tomar decisiones sobre sus destinos, y ello
estaba originando un clima de armonía y convivencia entre las gentes, dando
importancia a aquellos espacios educativos, culturales y sociales que
fomentaban la unidad, con lo cual el problema de un vecino dejaba de ser suyo
para pasar a ser un problema del colectivo. Todo ello estaba originando un
parón en nuestros negocios de manera que la productividad disminuía y
consecuentemente nuestros beneficios.
- Por ello
-concluyó el presidente-, hemos optado, y así nos lo aconsejan nuestros
especialistas, por fomentar la guerra a través de la desunión; es la única
solución para volver a donde empezamos y, aprovechando la situación de
confrontación apoderarnos, como hemos hecho en otros países, de algunos de sus
recursos naturales; por ejemplo: la producción de trigo tan necesaria para el
fomento de nuestras cervezas. Será el primer paso para hacerlos nuestros, a
cambio de préstamos y concesiones que a su vez aumenten los ingresos en
nuestros bancos en virtud de los intereses que generen. Enviaremos como mecánicos
de redes a nuestros pensadores a fin de que afilen sus mentes, de tal manera
que solo quepan en ellas nuestras ideas de progreso a cambio de su trabajo con
mayor número de horas y un simbólico aumento salarial. De esta forma este
despacho seguirá siendo el pozo de la sabiduría de donde salen las decisiones
trascendentales que han cambiado y volverán a cambiar, según nuestros
intereses, la mentalidad de tantos ignorantes sueltos que juntos forman un gran
peligro.
Entretanto el
pueblo de Parac y regiones afines se habían hecho fuertes en la unidad
vigilando cualquier agujero que la rompiese. ¿Lograrían los poderosos
convertirlos en competidores enemigos unos de otros? Al menos se iban a
encontrar con la apuesta fuerte hecha por los ciudadanos de no parcelarse en
bandos alguno, pues dos cosas tenían claras: una, que las guerras se organizan
en los despachos y los ciudadanos, somos los que las ejecutamos, cosa que no
nos interesa. Y otra que la mejor respuesta es seguir, desde la escuela,
fomentando entre nosotros el pensamiento crítico.
P.D./ Si insultas,
si desprecias, si pides violencia contra los otros, si quieres la derrota y la
humillación, si te consideras que tienes el derecho a pisotear, condenar, a que
sufran y sientan dolor y miedo, a amargarles la vida… es que los fabricantes y
los organizadores del odio han conseguido su objetivo.
domingo, 23 de abril de 2017
Cartas al Director
Toda mi vida he sido un apasionado de la información política. Me viene de
familia. Mi padre era de esos que compraba un periódico por la mañana y otro
por la tarde (el ABC y el Diario Pueblo, por cierto). En la actualidad, se hubiera dejado las pestañas ante la pantalla de un ordenador,
saltando de una web a otra, hasta repasarse un montón de ediciones digitales.
Y yo, en gran medida, he mantenido suficientemente alto el pabellón
familiar, no sé si con tanta ilusión, pero sí con la intención de mantenerme
informado, para que nadie me diera gato por liebre.
Tampoco es cuestión de pecar de ingenuo. Cada medio de comunicación se
mueve en la dirección del viento que mece su vela –y su vela es su negocio-. Así
lo ha sido siempre y lo será. Recordemos que ha habido guerras (la de Cuba, por
ejemplo) urdidas y potenciadas desde las editoriales y las primeras páginas de
la prensa del momento.
Intuíamos que a determinados directores de influyentes medios de comunicación (los Indas y los Marhuendas de turno) les pierde la tentación de meter mano en política, pero no solamente por lo que
dicen y escriben en sus publicaciones, si no por lo que callan y prefieren no
contar sobre otros. No deja de ser ésta una forma más de manipular la verdad,
de condicionar así la opinión de sus seguidores.
Y yo, humilde lector con vocación de “persona bien informada”, acabo ya
cazando moscas, preguntándome si, para proteger mi salud mental, debería reducir
esas dosis de información radioactiva que conscientemente intenta –y consigue-
manipular mi opinión sobre hechos y personajes, hasta el punto de que, a la
postre, ya da todo igual (ocho que ochenta…), porque me convierte de hecho en
otro analfabeto funcional, incapaz de interpretar correctamente la realidad que me rodea.
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