Mostrando entradas con la etiqueta censura. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta censura. Mostrar todas las entradas

martes, 10 de julio de 2018

La caja tonta

Una de las mayores obsesiones de Joseph Goebbels, ministro de propaganda del III Reich, era que en cada hogar alemán hubiera al menos un receptor de radio. De esa forma, el régimen nazi se aseguraba que su mensaje llegaba a cada familia. Desde entonces, con mayor o menor disimulo, los poderes políticos han intentado en cada caso hacerse con el control de los medio de comunicación mayoritarios en ese momento. Se hizo con la radio, se hizo y se hace con la televisión… y se hace y se hará con internet.

Cuanto más democrática es la sociedad más trabas se ponen para que este control sea patente, pero no pequemos de ingenuos: esas tensiones se evidencian con cada cambio de gobierno. El poder se cree desnudo y expuesto si se queda sin apropiarse del ámbito de la comunicación. Necesitan ser dueños de eso que ahora de manera tan cursi denominan “el relato”.

En nuestro país, en alguna comunidad autónoma ya hay medios de comunicación digitales cuyo presupuesto se nutre hasta en un 90% de subvenciones directas del gobierno autonómico y publicidad de ese propio gobierno. ¿Qué capacidad crítica puede permitirse –si es que la busca o la pretende...- un medio de comunicación en tales circunstancias?

Por eso, sentados ante el televisor, leyendo un diario (de papel o digital) o escuchando una emisora de radio, seamos conscientes de que “quien paga manda” y que manda para defender sus intereses… intereses que no tienen por qué coincidir con los nuestros.


miércoles, 20 de junio de 2018

La foto


¿Que te censuraron la foto? ¿Y nos extrañamos de ello? Es práctica común de aquellos que cuando tienen en sus manos la posibilidad de prestar un servicio, lo aprovechan para servirse de ellos y salir beneficiado.

Hace ya unos días un representante del pueblo italiano decía que su país no se admitían inmigrantes porque hay dos categorías de personas y ellos no están a nuestra altura. ¿Te extraña, pues, censurar la foto, que aun siendo símbolo de una persona, es un papel?

Desde hace tiempo en este pedazo de terreno donde tenemos el baúl de nuestros recuerdos han puesto –y lo han sellado legalmente- una mordaza a muchos de ellos. ¿Y nos quejamos de una foto?

Y nosotros, teniendo todos los sueños del mundo, ¿qué somos?. Si todavía no nos han censurado, ¿estamos esperando a que lo hagan?

La ventana de mi cuarto se ha acostumbrado ya a ver tu foto censurada, a que me la llenen de vómitos que llegan de la calle para  que, no pudiendo ver con claridad desde ella, tampoco hable y siga con la mordaza. Hoy, desde esa ventana, veo  a cientos, a miles de gente que nadie sabe quiénes son, y que, habiendo sido censurados, solo saben caminar por la calle de allá. Sí, aquella que, por decreto, ha sido declarada inaccesible a todos los pensamientos. Y lo más curioso: nunca se han enterado de que una foto haya sido censurada. Y mi ventana, que procuro tener siempre viva, se cierra, sin yo presionar nada y, dando un portazo me dice ¿y qué te importa  a ti que estos te censuren? Júntate con todos los que puedas y censúrales a ellos.