¿Que te censuraron la foto?
¿Y nos extrañamos de ello? Es práctica común de aquellos que cuando tienen en
sus manos la posibilidad de prestar un servicio, lo aprovechan para servirse de
ellos y salir beneficiado.
Hace ya unos días un
representante del pueblo italiano decía que su país no se admitían inmigrantes
porque hay dos categorías de personas y ellos no están a nuestra altura. ¿Te
extraña, pues, censurar la foto, que aun siendo símbolo de una persona, es un
papel?
Desde hace tiempo en este
pedazo de terreno donde tenemos el baúl de nuestros recuerdos han puesto –y lo
han sellado legalmente- una mordaza a muchos de ellos. ¿Y nos quejamos de una
foto?
Y nosotros, teniendo todos
los sueños del mundo, ¿qué somos?. Si todavía no nos han censurado, ¿estamos
esperando a que lo hagan?
La ventana de mi cuarto se ha
acostumbrado ya a ver tu foto censurada, a que me la llenen de vómitos que
llegan de la calle para que, no pudiendo
ver con claridad desde ella, tampoco hable y siga con la mordaza. Hoy, desde
esa ventana, veo a cientos, a miles de
gente que nadie sabe quiénes son, y que, habiendo sido censurados, solo saben
caminar por la calle de allá. Sí, aquella que, por decreto, ha sido declarada
inaccesible a todos los pensamientos. Y lo más curioso: nunca se han enterado
de que una foto haya sido censurada. Y mi ventana, que procuro tener siempre
viva, se cierra, sin yo presionar nada y, dando un portazo me dice ¿y qué te
importa a ti que estos te censuren?
Júntate con todos los que puedas y censúrales a ellos.
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