sábado, 16 de junio de 2018

Superheroes cotidianos


Bostezó y se puso la máscara negra. Ser un superhéroe ya no era tan divertido como antes, pero recordaba como  para llegar al pódium tuvo que superar las presiones que sobre el ejercía su familia. Tiene fotos donde a los cuatro años aparece con una raqueta de tenis en las manos. Hoy, que era la fiesta de apertura del año escolar de su hijo de cinco, le vino aquella imagen a su mente. Hoy era diferente. Los padres d los niños jugaban a varios deportes y a su equipo le correspondía la mascarilla negra.

No. No estaba descontento de la influencia que su padre había tenido en el desarrollo de su existencia. En el fondo gracias a la constante intervención paterna había logrado lo que logró. Y le vino a la memoria el primer trofeo conquistado y cómo se lo ofreció de corazón a su padre. No ha podido olvidar nunca la cara de satisfacción paterna. Su hijo era todo para su él y nunca se perdió en la memoria aquel momento.

Pesando sobremanera esta dimensión positiva sobre su persona, nunca ha dejado de reconocer que hay dos cosas que le diferencian de su padre.

Una, que no se debe influir sobre el otro presionándole de la manera que hizo su padre para quien no había más cosas que aquel deporte y el entrenar y entrenar para ello las 24 horas. Hay que saber combinar ambas cosas. Y él, hoy, lo aplicaba a su manera de proceder con su hijo: no presionar ni obligar, sino manteniendo claros su hijo los objetivos a cubrir en cada etapa de la vida y supiera hacerlo desde lo más profundo de su interior.

Y otra que, pese a estar embarcado fuera de su pueblo y su tierra, siempre conservó el valor de la amistad y un sentido altruista de la vida. Por eso hoy pierde tiempo con su hijo jugando con él o con los padres de sus amigos mientras los más pequeños patean el balón o se tiran de un árbol al otro.

Aunque, terminando ya el partido y desembuchándose de la mascarilla negra, seguía pensando que sí, que antes era mucho más divertido ser un superhéroe. La variedad de saltos de un sitio a otro no es lo mismo que la rutina del mismo pueblo, los mismos bares, las mismas tapas, las mismas rutinas de cada día. Tampoco su hijo tendrá que vivir los mismos gozos ni tendrá los mismos problemas. Irá optando el mismo desde el ambiente que le toque vivir.



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