miércoles, 13 de junio de 2018

Islas


Aquella noche mi imaginación me llevó a verme a mí mismo caminando sobre un mapa de islas. Las separaba un ancho mar, al tiempo que se unía al cielo y formaban horizontes que se hacían más y más cercanos. Y así vi a mi corazón sobre un mapa de islas. En el silencio de mi imaginación, enfrentando las aguas, caminaba por cada una sin separar las unas de las otras.

No se cómo fue. Debí haber caminado en la oscuridad, rodeado de muchísima gente y sin escuchar ni oír nada de nada.

Era como una llamada: ¡A las islas! ¡A probar nuestro coraje con toda la esperanza en nuestro interior! Las islas no son murallas ni lugares de retención. Abiertas por entero a los mares nos lanzan a sueños de apertura o plataformas de respiro para seguir lanzándonos hacia lo desconocido de la bondad y la fantasía. Y en esta aventura, ¡nuestros sueños nos alimentarán!

Pues en medio de nuestro vuelo de fantasía también pasamos por montañas azules, pueblos silenciosos, cardos al sol, palomos que arrullan las siestas y pequeños  incendios cuyo humo aún se divisaba desde nuestra carretera aérea.



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