Hasta verano del pasado año
ambos trabajaban en la cadena pública informativa Sunn en la sección de prensa.
Información veraz, comunicar lo que acontece, contar lo que pasa… esas
expresiones eran la norma de trabajo, la plasmación de sus ideales profesionales,
aun sabiendo que no siempre se transmite la verdad desde la objetividad.
Pero ellos sabían también sabían
a lo que se atenían: Cambio político en la comunidad, cambio en la
comunicación. Aquí -unas veces desde la izquierda y otras desde la derecha, no
es extraño recibir vapuleos de cerebro para que se repita, cual correa de
transmisión, el pensamiento de los de arriba.
Aquel día que volvieron a
verse, en el bar de enfrente de los locales del periódico, después de un largo
año. Recordaron al gran Kapuscinki
cuando dejó bien claro que, desde que se descubrió que la información era un
negocio, la verdad dejó de ser importante. Cuando aquella noche
tuvieron que anunciar la victoria en las urnas del Partido “X” fueron
conscientes que en la rifa tendrían dos números: la regulación de plantilla o
la precariedad laboral. Menos mal, se felicitaban ambos, nos tocó lo primero. De
lo contrario hoy estaríamos con la mayor incomodidad del mundo como si
estuviéramos pisando un campo minado, cuya explosión hubiese afectado sobe todo
nuestro cerebro.
Domesticar a la prensa ha
sido siempre uno de los puntos en el subconsciente de cualquier programa
político. Sirvió aquel encuentro para compartir lo que hacían y lamentarse de cómo
muchos profesionales se han ido quedando en la cuente y hay quienes, estando
tan capacitados como los demás se han dedicado a otros menesteres, dejando
atrás el teclado o el micrófono. Ganarse el pan es algo necesario pero, como
dijo Albert Camús, no desde el servilismo.
Hicieron repaso mental de los
compañeros que habían ido saliendo de la redacción y alguna que otra anécdota
de los viejos -y buenos…- tiempos, pero ya ni siquiera se pararon a recordar la
causa concreta por la que acabaron yéndose. Al fin y al cabo, siempre era por
falta de libertad o por motivos pretextos económicos alegados desde los
despachos de la última planta. O una cuidada y sutil mezcla de ambos argumentos…
Nota: No es "pura coincidencia el link que os añadimos aquí: La Vanguardia’ bajará un 6,5% el sueldo de sus trabajadores
Desde principio de la crisis, noticias como ésta se han vuelto casi recurrentes en la mayoría de grandes medios de comunicación (el País, El Mundo, Público, Canal Nou, etc.). No es una excepción. Es ya una costumbre.
Así es. Los medios de comunicación son y ha sido siempre el cuarto poder. Por ello, todos los partidos politicos y regímenes totalitarios han intentado dominarlos - a veces lo han conseguido - y utilizarlos para su adoctrinamiento y propaganda.
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