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martes, 25 de febrero de 2020

Martes de Carnaval


Hoy, martes, 25 de febrero, día del Carnaval. Festivo, que no hay que ir a trabajar y que podemos hacer lo que queramos. No tenemos miedo, no. De ninguna manera.

Ya está todo preparado. Lo haremos bien y nos divertiremos. Echaremos las castañas al fuego pero no nos dejaremos quemar.


Bailar sin parar. Escuchando sonidos alegres alrededor tuyo. Hemos quedado en la plaza mayor junto a la catedral. Y sabemos que nosotros no estamos solos. Era eso lo que me estaba planteando a la orilla de la panadería Zul y Blanco, quien curiosamente y pese a su apellido "Blanco" es de color negro.

Por él, desde tres esquinas más allá, nos conoció ella. De un salto, y sabiendo lo escurridizos que somos nosotros, apareció en nuestra esquina. No perdona que organicemos cualquier cosa sin contar con ella. Enseñándonos los dientes,  de un salto,  se puso en medio gritando "aquí llegan los amigos del mundo entero". 

Y es que  así sentimos nosotros el Carnaval.  Pocos sitios habrá donde no esté. Y todo es similar. Tristeza no, Decencia sí. Corrupción, no. Fiesta, jolgorio, juerga, vino, escapadita tras aquel árbol donde nadie nos ve, bromas... en definitiva nos une la alegría y la honradez. Y es cierto y por eso lo cantamos. Sí. Teléfono que llama, no, pedido que reclaman,  no, Jefe reunido con los algos cargos, no: Gracias,  simpatía:  Locura festiva.

Carnaval, carnaval, carnaval te quiero.
Bailaremos sin parar en el mundo entero que
Y no cesamos de gritarlo:
Carnaval, carnaval, carnaval te quiero.
Bailaremos sin parar en el mundo entero

En otros tiempos lo cantaban así:
El Carnaval se nos viene,
el Carnaval se nos va,
el que se viste de máscara
contento se quedará

Igualitos.  Sin cambios sustanciales.






martes, 18 de febrero de 2020

Canaval, un año más





Lo hemos oído cientos de veces. Y la verdad es que los venimos a recordar cuando llegan estos días entre Navidad y semana Santa. La vida es un carnaval, disfrutémosla. 

Aunque haya obstáculos. No, lo que pasa en el carnaval no debe quedarse en el carnaval. De hecho podemos sacar en el carnaval la mejor versión de nosotros mismos y no hace falta publicarlo. El carnaval puede ser una expresión de lo que nos gustaría ser en la vida, donde el jengibre y todo lo que se relaciona con la libertad va aparejo a nuestra existencia, como dice Antonio Molina. 

Todo empezó de forma sencilla. Y lo que empezó como fiesta popular, tres días antes del miércoles de cenizas con con mascaradas, comparsas, bailes y otros regocijos bulliciosos empezó a durar una semana y media. La fiesta modesta de una sola tarde se expandió a una semana entera, convertida en una mezcla de juerga sin pausa y acontecimiento oficial.

El carnaval que se había extinguido por aburrimiento o decadencia hacía un siglo se decidía que en realidad había sido proscrito por el franquismo, y que por lo tanto era obligatorio recuperarlo

El carnaval nos enseña muchas cosas… nos enseñó a sentir más y pensar menos, a querernos y dejar que nos quieran. Sonidos  un estribillo  los collares y de risas. Y que las carcajadas sigan resonando, confundiendo,  morreándose, salpicándose.
Y sigue valiendo hoy lo que cantaba Gaspar de Lucas Hidalgo en su obra Diálogos de Apacible Entretenimiento, afirma: 

Martes era, que no lunes, 
Martes de Carnestolendas, 
Víspera de Ceniza, 
Primer día de Cuaresma. 
Ved que martes y qué miércoles, 
Qué víspera y qué fiesta; 
El martes lleno de risa, 
El miércoles de tristeza. 

La mujer se viste de hombre, 
y el hombre se viste de hembra. 

¡Qué abundancia de cosas, 
Qué de aparato de mesas, 
Capones, pavos, perdices, 
conejos, gallinas tiernas! 

¡Qué de gritos por las calles, 
Qué de burlas, que de tretas, 
Qué de harina por el rostro, 
Qué de mazas que se cuelgan; 
Trapos, chapines, pellejos, 
Estopas, cuernos, braguetas, 
Sogas, papeles, andrajos, 
Zapatos y escobas viejas! 
y con ser tan grande el frío, 
la gente se abrasa y quema.