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jueves, 25 de noviembre de 2021

Antivacunas

Sigo sin entenderlo. A pesar de que las cifras demuestran la eficacia de las vacunas contra la COVID, aún hay un alto porcentaje de la población europea sin atender la solicitud de las administraciones públicas encargadas de las campañas sanitarias en tal sentido.


Comprendo -relativamente…- a quienes a pelan al miedo a unas supuestas consecuencias nefastas de las vacunas, apelando a informaciones, unas verificables y otras no, reveladas en medios de comunicaciones. El miedo es libre y hay que respetarlo, aunque quien piensa así parece ignorar que, como demuestra la estadística, el riesgo de fatales consecuencias es mayor entre la población no vacunada que entre la que sí. Pero insisto, el miedo es libre.


A quienes no comprendo es a los que argumentan razones ajenas a las sanitarias para renegar de la vacuna -en realidad, a renegar de ésta y de todas-. Apelar a la libertad individual o supuestas conspiraciones planetarias es querer cambiar el punto de mira de un problema acuciante. Prefieren mirar al dedo que señala la luna a mirar a la luna.


No soy optimista. Las cifras que nos llegan de países como Alemania o Dinamarca, por ejemplo, sociedades presuntamente desarrolladas, educadas y cultas, son descorazonadoras. Otras, las del sur del continente, parece que estamos en mejor disposición afrontar una más que previsible sexta ola, ahora que se acercan los meses fríos del invierno. ¿Será porque los porcentajes de población vacunada son mayores que las del norte?




sábado, 1 de febrero de 2020

¡Dios salve a la reina!


Cuentan los que tienen memoria que, allá por la década de los cincuenta del siglo pasado, que durante un importante temporal en el canal de La Mancha, se interrumpieron las comunicaciones entre las Islas Británicas y el continente. La prensa del Reino Unido se descolgó pomposamente con titulares, a cinco columna, como el de “EUROPA AISLADA”… Tal es la visión que tienen gran parte de sus gentes de ser el ombligo del mundo. Y quien sabe si esa imagen sigue presente en la mentalidad generalizada.

Pareciera que nunca iba a llegar, que entre todos se instrumentarían soluciones que diluyeran el riesgo de este “brexit” del que ya no hay vuelta a atrás. Lo cierto también es que la pertenencia del Reino Unido a la Unión Europea no nunca fue fácil. No lo fue desde el principio. Algo debió intuir Charles De Gaulle, desde la presidencia francesa, cuanto demostró sus reticencias, una y otra vez, a la incorporación de los británicos. Hasta el tercer intento no se superaron aquellos escollos.

Y luego, ya dentro, se les permitió un estatus especial para que mantuvieran su moneda -mientras los demás aceptamos sin rechistar el euro- o las condiciones de residencia en su territorio, o privilegios financieros para “la city” de Londres, por poner alguno de los mucho ejemplos que podrían aducirse. Nunca fueron proclives a ceder soberanía -ni siquiera a compartirla- en pos de una Europa más igualitaria, más homogénea y más unida.

La Historia tiempo juzgará a los políticos que nos han traído hasta aquí. El futuro es una incógnita, aunque de entrada, queda claro que todo el mundo sale perdiendo, pese a que algunos creen que no; piensan que mejor solos que mal acompañados -las malas compañías somos el resto de nosotros, no se nos olvide-.

Se me ocurren varios refranes y frases hecha:
- En su pecado llevarán su penitencia.
- Con su pan se lo coman.
– No la hagas y no la temas.
- Bon vent i barca nova.
- Arrieros somos…



domingo, 14 de abril de 2019

Erasmus


Los estudiantes del piso de arriba han bajado a comunicarme que esta noche tenían planeado celebrar la fiesta de cumpleaños de uno de ellos. Es un avance. Hasta ahora no avisaban y su comportamiento dejaba un tanto que desear. Hay alguno que está de “Erasmus”… Estoy seguro que en su país guarda más las formas que aquí.

Al final hemos llegado a cierto consenso: No extenderse más allá de las 2 de la madrugada, no pasarse demasiado con el volumen de la música y no poner regetón (solo han colado un tema de Malula). Al fin y al cabo, seguro que yo también he metido algo de bulla hace tiempo.

Quizás los estudiantes hayan aprendido un poquito de educación y yo otro tanto de tolerancia.




lunes, 4 de febrero de 2019

Sostenella y no enmendalla


Trato de hacer memoria pero no consigo dar con ninguno ¿Conoce alguien algún político que reconozca sin ambages, que se ha equivocado? De izquierdas o de derechas, da igual. Incluso diría más: español o extranjero. Tiene que haberlos; aunque solo sea estadísticamente, tiene que haberlos. No me refiero a esos golpecitos de pecho a los que recurren cuando alguno de ellos pierden las elecciones. Me refiero a reaccionar públicamente y manifestarle a la gente que la toma de tal o cual decisión, de tal o cual iniciativa legislativa, un nombramiento, etc., fueron objetivamente equivocadas. Lo intento, pero no recuerdo ninguno.

Sin embargo, los de sostenella y no enmendalla sobran. Y los hay muy sonoros. A mí no se me va de la mente lo del Brexit inglés. No hay manera de que la primera ministra Theresa May reconozca que la salida del Reino Unido de la Unión Europea es un error, una decisión que, si tuviera que volver a ser ratificada por un segundo referéndum, es más que posible que no prosperara.

¿Tanto cuesta echar marcha atrás? ¿Tan tocado quedaría el orgullo patrio? ¿O lo que quedaría tocado es la imagen de un grupo de políticos que no supieron distinguir entre sus intereses y los intereses de todo un pueblo? ¿No se percatan de que su imagen ya está tocada y que las consecuencias económicas negativas  -dentro y fuera- van a ser mayores que los hipotéticos beneficios.

 No me sirve de nada que los políticos tengan que esperar a escribir sus memorias para hacer un esbozo de mea culpa que, además en infinidad de ocasiones, se queda en un amago de reparto de culpas. Llegan tarde, llegan cuando los efectos de aquellos errores son ya irreversibles. Errores que pagan y padecen terceros, arrastrados por los orgullos políticos.

El del Brexit es el ejemplo más claro y más próximo en el tiempo, pero a cualquiera se nos ocurren otros más cercanos, me temo.