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domingo, 31 de marzo de 2019

Miedos


Me comentaban hace pocos días que una de las realidades más fuertes que existen en todas las personas es el miedo. Curiosamente con muchas personas con quienes he coincidido estos días he terminado hablando del tema.

Un miedo genérico, un miedo a nada en concreto, sino a todo en general. Miedo frecuentemente alimentado -exacerbado diría yo- por los medios de comunicación, basado unas veces en circunstancias verídicas, pero otras muchas en medias verdades -que es una forma sutil de decir “medias mentiras”-.

Recientemente, un líder político hablaba de la necesidad de que se liberalizara la posesión de armas, para que quien lo considerara necesario pudiera adquirirlas para su autodefensa nacional. No lo hacía en un mitin, lo dejaba caer en una entrevista concedida a una revista defensora de esta medida. Pareciera que la sociedad española se hallara en una situación crítica de violencia social axfisiante. Y sin embargo lo índices objetivos contradicen semejante afirmación.

Pero esta es solo la cara más básica de ese miedo genérico al que nos referíamos. Otros son mucho más imprecisos. Pero de todos ellos alguien saca partido, a alguien le interesa que, en el seno de cada sociedad, anide ese miedo. Alguien saca partido. Y ese alguien -a veces muy difuso y a veces muy concreto- tiene nombre: el poder. Que cada igual lo analice y lo identifique.

Como dice el adagio popular… “El miedo es libre”,… cierto, pero no tanto.




viernes, 22 de marzo de 2019

El Gran Hermano


Ya no le damos importancia, lo asumimos como un mal inevitable. Lo sabemos, pero preferimos cerrar los ojos y pensar que no nos afecta porque somos demasiado poco importantes como para que nuestras humildes personas reclamen la atención de nadie. Pero no es así…


En cualquier móvil alojado en nuestro bolsillo hay casi con total seguridad alguna o varias aplicaciones -muchas de ellas preinstaladas de fábrica- capaces de acumular información sobre nuestras aficiones, nuestros, gustos, nuestras visitas, nuestras compras, nuestras idas y vueltas por la vida. Basta que aceptemos las condiciones del contrato adquisición del aparato para que, de facto, hayamos aceptado todas y cada una de las clausulas de mismo.

Somos nosotros mismos los que le facilitamos el acceso a nuestra intimidad. Después nos llevamos las manos a la cabeza cuando esas grandes empresas manejan esa información para hacer negocio y llenar sus cuentas de resultados, traficando con ellas. Ahora sabemos también que esos datos son utilizados por algunos partidos políticos para incidir de una manera u otra en los medios de comunicación y en las redes sociales.

La tecnología no es inocente y sus propietarios menos. El mundo no cambia con saberlo, cierto. Pero conviene conocer lo que tenemos entre las manos, nunca mejor dicho.