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jueves, 28 de marzo de 2019

Mar


Barranco, ladera, cualquier otro terreno por donde el agua fluye va a parar al mar. Los que hemos nacido y crecido junto al mar tenemos nuestras diferencias con los que no. Igual no se nota exteriormente, pero existir, existen. Así el horizonte por un lado parece más cercano y por otro nos sumerge en el mundo universal, sintiendo que no estamos solos si no rodeados de otra gente.

Para muchos sentarse junto al mar y contemplar el horizonte es vivir la paz y la serenidad. Para los que no han nacido ni se han criado en ese contexto el mar muchas veces les produce lo contrario: desasosiego y ansiedad. Y el que un día el mar este sereno y otro día este  aparentemente endiablado es señal de relax.

En definitiva, igual lo que nos fascina del mar es su manera de ser cambiante. El mar es también la ocasión de despedirnos de bullicio y alboroto del planeta.



martes, 4 de abril de 2017

Donde hubo siempre queda

A pesar de haber compartido su vida estando atento a la realidad con sus problemas y dificultades, a pesar de todo ello, llegó un momento en que se quedó solo y no extrañaba a nadie. Estaba sin saber él mismo cómo. El cambio fue radical, pero, de repente, se acostumbró y comenzó a sentirse tan bien que incluso la vida le fue bonita.

Algunos, conociéndole de antes, piensan que las cosas de su mundo se han ido difuminando y han perdido interés para él. Pero no, es cierto que había momentos que renacían en él pequeñas espinas, pero en su corazón llevaba una carta escrita que le recordaba que había regado desiertos y hecho florecer algunas plantas.