A pesar de haber compartido su
vida estando atento a la realidad con sus problemas y dificultades, a pesar de
todo ello, llegó un momento en que se quedó solo y no extrañaba a nadie. Estaba
sin saber él mismo cómo. El cambio fue radical, pero, de repente, se acostumbró
y comenzó a sentirse tan bien que incluso la vida le fue bonita.
Algunos, conociéndole de antes,
piensan que las cosas de su mundo se han ido difuminando y han perdido interés
para él. Pero no, es cierto que había momentos que renacían en él pequeñas
espinas, pero en su corazón llevaba una carta escrita que le recordaba que había
regado desiertos y hecho florecer algunas plantas.
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