Se sentía mayor. Como un
árbol mustio, se comparaba. Y decía que aquella nueva vecina que había llegado
hace pocos meses era Doña Muerte. Y es que desde el día que llegó a la casa de
al lado no se escuchaba música alguna ni con las ventanas abiertas. La tristeza
dominaba sus lugares cercanos. Solamente
aquel sol de primavera animaba su interior cuando, asomado a la puerta de su
casa, miraba hacia lo alto sonriéndole. Por eso intentaba ser fiel a esta
salida y la frecuentaba en diferentes momentos del día. Y en ninguna de estas
ocasiones veía a su nueva vecina.
Esa vecina es una tentación en la que no debemos caer. ¡¡¡Viva la primavera y todas las estaciones!!!!!
ResponderEliminarVecina, no nos queda mas remedio. Pero ella en su casa, y nosostros en la nuestra
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