Venía sufriendo condena desde
hacía unos años. La cárcel no es solamente un edificio con rejas. Puede ser
también vivir sin dar amor y como consecuencia no sentir que le llegue de
alguien. Lo había descubierto hace poco. En cuestiones de amor nunca había ganado.
De todo lo que había vivido y hecho, hoy se pregunta: ¿con qué me quedo? ¿Es
que no he hecho nada bueno? Sí. De fallos estaba llena su vida, pero también de
cosas positivas en favor de otros; unas por su trabajo y todas por opción
personal. ¿Por qué, pues, en estos momentos, luce más lo negativo y no se ven
rastros buenos? De alguna forma tendría que romper las rejas de esa cárcel en
que estaba morando, porque no podía estar a gusto sabiendo que molestaba y lo
consideraban negativamente. Y pronto. Igual que, como recuerda el poeta, para
que florezca la rosa hay que evitarle la sombra.
Qué bueno!!! Las rejas a veces las hacemos nosotros mismos. Lo bueno seguro que es de lo mejor, lo que sucede es que lo malo hace mucho ruido.
ResponderEliminar