domingo, 2 de abril de 2017

Carne

Guardaba lo más querido dentro de su corazón. Le preocupaban los callejones en la noche, los carniceros con machete. No podía sonreír. Había renunciado a comer carne, viendo como la cortan. Y hasta la alegría la guardaba en su casa para que no se la quitaran.


Algo debió pasarle cuando pequeño. Tenía miedo a los callejones, al fuego de la leña y a los machetes. Solo compra carne empaquetada. El machete ensangrentado de un carnicero le repele. Y todos los días al salir de su casa tiene que cruzarse con la carnicería de frente. Cierra los ojos, sale de casa y deja atrás a la alegría. A ese ritmo va a llevar una vida extraña. Alguien tendrá que ayudarle a sacar la alegría del armario de su casa.



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