“Vivimos en un mundo que se
deshace y donde todo empeño por construir es vano. En otros tiempos, en épocas
de ascensión o plenitud, el polvo tiende a aglutinarse y a cooperar, obediente,
en la estructura y en la forma. Ahora la forma y la estructura se desmoronan y
el polvo reclama su libertad y su autonomía. Nadie puede organizar nada. Ni el
filósofo ni el poeta. Cuando sopla el huracán y derriba la gran fortaleza del
Rey, el hombre busca su defensa en los escombros. No son estos los días de
calcular como se ha de empotrar la viga maestra, sino de ver cómo nos libramos
de que nos aplaste la vieja bóveda que se derrumba. Nadie tiene hoy en sus
manos más que polvo. Polvo y lágrimas. Nuestro gran tesoro. Y tesoro sería si
el hombre pudiera mandarlos. Pero nada podemos. Somos pobres porque nada nos
obedece. Nuestra riqueza no se midió nunca por lo que tenemos, sino por la
manera de organizar lo que tenemos. ¡Ah, si yo pudiese organizar mi llanto y el
polvo disperso de mis sueños! Los poetas de todos los tiempos no han trabajado
con otros ingredientes. Y tal vez la gracia del poeta no sea otra que la de
hacer dócil el polvo y fecundas las lágrimas”.
Y esta es mi angustia ahora: ¿Dónde
coloco yo mis sueños y mi llanto para que aparezcan son sentido, sean los
signos de un lenguaje y formen un poma inteligible y armonioso?”
(Palabras pronunciadas por León Felipe en el Palacio de Bellas Artes de
Méjico el día 12 de septiembre de 1939, país que le acogió como refugiado en
esa época)
P.D.: Retrato de 1939 ¿podría ser
una fotografía de la realidad actual a nivel mundial?
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