Quería alcanzarte, pero no
podía. Tus pasos eran como si te movieras en un líquido elemento. Se te veía
poner el pie en el suelo, pero tan deprisa que no me daba cuenta, ya estabas
pisando con el otro.
Como en la vida, cuyas condiciones cambian o alternan: los
miedos, el amor, las dudas, las cosas modernas. Todo va y viene tan rápido que
ya es difícil adquirir un hábito en algo determinado. Casi acabamos de empezar
y ya estamos terminando. Así ¿de qué podemos tener experiencia?
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