Se presentan para ser elegidos
por un sistema político -sí, lo sé- con principios y métodos, y ofreciendo
alternativas totalmente contraria a los principios de sistema democrático. Ha
sido el caso de Estados Unidos, Brasil, Italia y, últimamente, una autonomía de
España, Andalucía. Lugares donde los políticos elegidos pertenece a grupos
extremistas con ideologías propias de la edad media.
La pregunta a hacerse es si
es la democracia prevalecerá cómo fue ideada y a qué precio... y la respuesta
no aparece estar suficientemente clara a día de hoy.
En aquellos tiempos de la
transición española, cuando todavía no se habían acordado de la Constitución,
escuché decir a Rafael Calvo Serer, en una conferencia del club prensa Canaria,
que el gran peligro que tenía la incipiente democracia española era el de
convertirse en una partitocracia. Y no hace falta rastrear investigar mucho
para descubrir que esta problemática se está viviendo ya en la Democracia. Pero
la trampa es aún mayor: si la izquierda pudiera gobernar, sería casi imposible
tocar los intereses del poder reinante. Todo está bien atado, como apreciamos
en Grecia: el Gobierno de izquierdas no pudo sostener una política diferente a
la que impuso Europa (la troika) y fue masacrado. ¿Para qué sirve la democracia
si las decisiones se toman en otra parte?
"Algo huele a podrido en
Dinamarca", frase todavía más acertada si cambiamos Dinamarca por
Democracia.
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