Primer día
Me preparo otro café. Lo voy
a echar de menos más que a la carne. Por aquí hace sol todavía. Y me quedan
solo dos cigarros. ¿Pensar en la cercanía de mi vida? Lo siento. Me gusta más
fumar
Segundo día
Que sí. Lo sé. Yo soy como
soy. Estaba meditando -me aconsejaron que lo hiciera una vez al día- y no he
podido dejar de reírme escuchando al yayo mi vecino que hablando gritaba a su hija: sabes que mi nieto aún se
ve con aquella chica!
Tercer día
Digan lo que digan. Yo lo
tengo claro. Me voy de aquí una temporada. Y que se queda la cama por hacer, la
casa por barrer, la ropa sin planchar, la nevera triste porque nadie le toca y
los cacharros sin fregar. Ya me voy. No perdona usted es la libertad?. Pues
como el mar descansa en la resaca al llegar a la roca así mi vida quiere
derretirse. Tómala. No la quieres?. Pues haz
como con las lentejas . Si no las quieres, las dejas.
Cuarto día.
De no ser y estar ya ¿quién
hubiese sido tan libre como lo soy yo? De no ser yo ¿quién hubiera ocupado mi
pupitre la escuela y mi puesto en el trabajo? No te esfuerces en darle vueltas.
Cualquiera pudo haber sido…
¿Pero lo de ser libre y venir
a pasear tranquilamente por el mundo de Yupi? Pues cuando la extirpe humanase
acabe es posible que aparezca uno.
Quinto día.
Mi amigo insiste en que no es
“vago”, que es “inconstante temporal”. Le he contestado que no es de “caustico
redomado”, es de cínico. Eufemismos los menos.
Sexto día.
Hay mucha gente joven que
conozco que quieren ser youtuber, gamer, influencer, instagramer… Añoro los
tiempos en los que los niños querían ser de mayor futbolistas o -incluso-
toreros.
Séptimo día.
Tener dudas es mi estado
Natural. No me cabe duda.
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