Sonaba fuertemente el tambor en aquella residencia de mayores. Una señora de 87 años, dominada por una gran ceguera se había cambiado los tambores similares que a ella le habían dado por unas palmadas con sus manos y su sonrisa alegre y clara denotaban su deseo de unirse a los presentes con el deseo de hacer nuevo aquello tipo tambor que le recordaba su opción por la humanidad.
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