viernes, 31 de julio de 2020

Patrimonio de la Humanidad

La siguiente es una ficción para ambientar la reflexión de hoy, aunque, he de confesarlo, me gustaría que fuese realidad:

En la sala de juntas de la Organización Mundial de la Salud en Ginebra no cabe una persona más pues la convocatoria hecha por su director general es de vital importancia para el futuro de la organización y, aunque suene pretencioso, para el del mundo entero. Hoy escucharán la propuesta de una joven pareja de científicos que, después de largas horas de investigación, ha encontrado la vacuna que puede frenar en seco el Covid-19 que, con sus mutaciones y su poder de contagio, tiene en vilo al orbe entero. Fabián y Luisa quieren que la fabricación y distribución de la vacuna sea a través de la OMS para que su hallazgo sea “patrimonio de la humanidad” y no un negocio para las industrias farmacéuticas. Solo hay un problema: el elevado coste de la producción de la vacuna. Si la OMS decide aceptar esta tarea ha de empeñar buena parte de su capital humano y financiero para hacerse con este tesoro de valor incalculable. La decisión es unánime: ¡adelante! Vale la pena dejarlo todo por este tesoro… trabajar en la vacuna será lo que nos haga levantar por la mañana con ilusión, desgastarnos en el curso del día y llegar a la noche con la satisfacción de haber hecho algo para mejorar la vida de todas y todos.



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