Un día cualquiera, o eso creíamos...
Un grupo de personas se encontraron en un salón de la casa Pérez Galdós, se iba a impartir un taller de escritura. Había expectación.
Cómo es comprensible la diversidad está evidente: distintas edades, cultura, modo de ser y actuar, distintas personalidades, religiones y opiniones política.
Eso no me inquietaba, no buscaba amigos. Nos sentamos en el primer sitio que encontramos, fue pasando el tiempo y los talleres se iban sucediendo y las sillas se iban acercando y ya pasábamos lista -fulano no ha venido ¿estará bien?-. Luego siguieron otras muchas inquietudes más que iban cerrando en los diersos grupos que se iban creando y disolviendo. Pero el conjunto allí presente se caracteriza sobre todo por su humanidad, no es un grupo cualquiera, es una paella a la que hemos llegado después de haber pasado por distintos guisos a los que no nos convencía al paladar.
Dios salve a la paella por muchos años.
Y al decir Dios me refiero al que cada cual crea… o en ninguno.
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