Un hombre corría tras un ladrón. Justo en el momento en que iba a apoderarse de él, oyó gritar a alguien:
- ¡Socorro! ¡A mí! ¡Pronto!
Pensando que había un segundo ladrón en los alrededores, dio media vuelta para socorrer a quien había gritado.
- ¿Qué pasa? -preguntó.
–¡Mira esas huellas! ¡Corre deprisa en esa dirección!
- ¡Pedazo de imbécil! ¿Qué me dices? Yo había encontrado ya al ladrón casi lo tenía. ¡Si lo he dejado escapar, ha sido sólo por tu llamada!
- ¡Yo te señalo sus huellas y esas huellas bastan para establecer la verdad! -O eres idiota o eres cómplice de ese ladrón. ¡Porque lo has salvado en el momento en que iba yo a cogerlo! ¡Y todo para mostrarme sus huellas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario