martes, 5 de mayo de 2020

Las lágrimas de Osiris (La leyenda egipcia del origen del pan)


Cuenta la leyenda que una de las cocineras de un antiguo faraón se hallaba un día preparando harina, en el patio exterior de la cocina, para hacer unas tortas que encantaban a su dios-rey. Interrumpió su faena para atender otros asuntos a los que fue requerida y dejó allí el mortero de barro.

Quisieron los dioses -Osiris en concreto- que esa mañana unas nubes de lluvia descargaran sus gotas sobre el palacio y que la harina quedara empapada. Cuando la esclava regresó para terminar su faena y comprobó con estupor el estado del cuenco temió ser castigada por no haber previsto la contingencia y buscó una salida que le evitara un posible castigo. Intentó darle forma de torta, como estaba acostumbrada, pero azarada como estaba, derramó sobre la masa viscosa una jarra de cerveza reservada para deguste del monarca. Para colmo, el jefe de cocineros reales le urgió a terminar su faena, ante la inminente llegada del faraón, hambriento después de una jornada de caza. La esclava terminó de amasar a toda prisa el contenido del cuenco, con la cada vez mayor certeza del castigo que se le venía encima. Se horrorizó al comprobar que en el horno aquella mezcla aumentaba de tamaño.

Resignada a lo peor que su destino pudiera prepararle, retiró del horno el resultado y, reclamada al comedor de palacio, colocó en una bandeja el resultado y se retiró a su humilde aposento, esperando temerosa ser reclamada a no tardar.

Sin embargo, cuando el faraón probó aquel nuevo alimento quedó maravillado y, cuando la cocinera contó todo lo ocurrido, el propio rey decreto que aquel milagro había sido fruto de la iluminación de las lágrimas de Osiris (la lluvia) que había propiciado la creación del pan.  

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