Llevaban todo este tiempo de “confinavirus” sin verse. La casualidad quiso que las dos viejas amigas coincidieran en la peluquería, eso sí todo bien hecho, conforme a la “nueva normalidad”, que es la forma sutil elegida para decir “o lo tomas o lo dejas, pero es lo que hay”: cita previa y dos metros de secador a secador. Y las chicas que les atendían con el barbijo puesto -que es como llaman en Argentina a lo que aquí conocemos como mascarillas de toda la vida-.
- …Y este verano nos vamos a Sebastopol.
- ¿A Sebastopol? ¿Y qué se te a perdido a ti en Sebastopol?
- Sí. A Sebastopol. No está tan lejos y mejor cruzar el Mediterráneo en transatlántico turístico mejor que en avión, ahora que lo que nos va a sobrar es tiempo. Es una ciudad con mucha Historia, Tiene un puerto de madera y uno de pescadores, en cuyas lanchas podemos acercarnos al litoral y ver los pueblos desde otra perspectiva.
- ¿Y tiene que se este verano que no va a atrever a ir muy lejos?
- Pues precisamente por eso. No se mueve un euro en ningún lado y los precios están por los suelos. Es el momento ideal para conocer Venecia, por ejemplo, o los fiordos noruegos. Todos esos sitios a los que siempre has querido ir y no es has atrevido por caros o porque estaban saturados de gente.
- Pues precisamente por eso… ¿Sebastopol?
- Sebastopol -insistió contundente una de ellas-. Vamos a resultar ten exóticos allí que nos van a tratar como a reyes, como si fuéramos los primeros extranjeros que pisan el territorio. En palmitas. Por cierto… ¿A ti te gusta el steak tartar de atún, verdad?
- ¿Qué si me gusta? ¿Sabes que me pierde.
- Pues que sepas que el atún es una de las piezas de pesca de la zona y que el steak tartar una de las especiales gastronómicas de los restaurantes de la ciudad. Y eso que los japoneses comprar cada vez lo que cogen las redes.
- No, si al final vais a haber tenido suerte. -respondió la otra amiga, no sin un cierto deje de envidia- ¿Quién iba a pensar que haber sido enfermo contagiado de coronavirus asintomático te permitiera ir de momento por el mundo con un salvoconducto más admirado que si tuviera diecisiete títulos nobiliarios a tus espaldas. Lo que para muchos ha sido un drama y es para otros un riesgos… para ti y tu marido es precisamente garantía de libertad.
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