Hay días en los que estáis maravillados: ¿Os sentís internamente ricos, felices...? ¿Acaso pensáis en ese momento en compartir vuestra felicidad con todos los que son miserables y desgraciados? Hay que saber dar algo de esta abundancia que habéis recibido, diciendo: Queridos hermanos y hermanas del mundo entero, lo que poseo es tan estupendo que quiero compartirlo con vosotros. !Tomad de esta felicidad, tomad de esta luz!
Si retenéis vuestra felicidad para vosotros mismos sin querer compartirla, determinados seres maléficos del mundo invisible que os acechan se las arreglarán para hacer que la perdáis, produciéndose entonces cualquier incidente imprevisto que os arrebatará esta dicha. Para conservar vuestras riquezas internas tenéis que distribuirlas. Todo lo que deis de esta manera, se ingresa en vuestra cuenta bancaria celestial, de donde podéis sacarlo más tarde, en caso de necesidad. Y estas riquezas quedan dentro de vosotros; nadie puede quitároslas porque las colocasteis en los depósitos de arriba.
Omraam Mikhael Aivanhov (1900 – 1986)
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