Ya seamos jóvenes ya mas mayores, siempre hay momentos en nuestra vida que nos damos por sabidos. Al final, siempre resulta que deseamos que se nos note.
Que sepan allí estamos. Y exageramos ametrallando a los demás con nuestras opiniones incluso sin que nos hayan preguntado. Y es que, en ocasiones, cuanto menos sabemos más creemos saber. Poco a poco uno va tomando conciencia de esas exageraciones. “Cuanto menos sabemos, más creemos saber" o ¿cómo es posible que mi propia incompetencia me impida ver esa incompetencia?
Es decir que aquellos con menos habilidades, capacidades y conocimientos tienden a sobreestimar dichos conocimiento y habilidades. Difícil dialogar con gente así, pues parten del principio de que todos los demás se equivocan.
Partir de ese axioma -el llamado efecto Dunning-Kruger- suelen mostrar una gran rigidez de pensamiento en quien así se comporta y no se limitan a dar una opinión ni a sugerir, sino que intentan imponer sus ideas, como si fueran verdades absolutas, tratando a sus interlocutores como incompetentes o completos ignorantes".
¿Qué se puede hacer ante ello? De entrada, no ser como ellos.
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