Vuelve a estar de moda. Con
frecuencia se habla de ella -y no precisamente de forma positiva-. Estamos
refiriéndonos a la iglesia católica, de quién algunos cercanos a ella dicen que
está dominada por un pensamiento débil. Algo parecido a lo que contaba
Nietzsche de un loco que se dedicaba a quemar iglesias mientras cantaba un réquiem por ella, y justificaba su acción
diciendo que aquellas iglesias no eran sino las tumbas y los monumentos
fúnebres de Dios.
Algunos miembros distinguido
de la misma advierten de este hecho. Los templos se vacían y muchas vibraciones
recuerdan a la descripción ese loco que contaba Nietzsche y se atreven a proponer un concilio similar al el concilio
Vaticano II que, según Juan XXIII, era abrir las ventanas de la iglesia para
que entrara el viento y se llevará el polvo acumulado durante siglos.
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