Estudiaban en la universidad. Procedían de pueblos diferentes. Se encontraron buscando un piso de alquilar y a otros compañeros para así abaratar el gasto de cada uno.
Y así, por el estilo, fueron apuntándose. Comenzaron a conocerse en la primera factura a pagar. Algunas cosas impropias de vida común fueron surgiendo. En la factura del super, a dividir entre los cuatro Tony comenta qué a el le descuenten la mantequilla pues el no la come. Tras mirarse uno a otros con cara de no creerse lo oído, Adolfo interviene: “Pues como yo trabajo de 7 tarde a 11 noche y no voy a estar aquí me descuentan de los gastos generales la parte proporcional de luz que no voy a disfrutar”.
No cabe duda que estos muchachos están en fase de aprender a vivir. Y tendrán que descubrir que las aulas de las universidades no son el único lugar en el que asimilar enseñanzas. Hay otros ámbitos que empiezan en la familia y pasan por asociaciones comunitarias, clubes deportivos…
Ninguno de esos ámbitos son perfectos. Ninguno es complejo, pero cada uno puede aportar experiencias al crecimiento personal. Desde un piso de estudiantes a una ONG o un club de i-espots.
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