Pido de antemano disculpas si estoy en un error, dispuesto a eliminar este post, sin duda alguna. Pero a la hora en la que redactamos esta entrada de nuestro blog me encuentro con una situación cuanto menos decepcionante.
Compruebo que en la inmensa mayoría de medios de comunicación de todo tipo -escritos, radio, televisión, internet…- elogian la abnegada entrega de todos los trabajadores de nuestro sistema sanitario, que llevan demostrando su calidad humana y profesional cada jornada en esta situación excepcional, por la que atraviesa nuestro país. No hace falta insistir en ello, no hay otra cosa que motivo de agradecimiento y cierto orgullo, al comprobar que determinados valores humanos aun están ahí cuando la necesidad así lo requiere.
Pero -e insisto en pedir todas las disculpas habidas y por haber si me equivoco- junto a esa demostración de entrega, solidaridad, vocación y profesionalidad de los integrantes de nuestro sistema público sanitario, me encuentro… ¿qué adjetivo sería el adecuado?: ¿Decepcionado, indignado, meramente sorprendido…? al comprobar el silencio del sector privado.
¿Alguien sabe de alguna clínica privada, algún hospital, alguna sociedad encargada de gestión de algún centro sanitario comunicar su voluntad de poner sus medios a disposición de las indicaciones del Ministerio de Sanidad o de las Comunidades Autónomas? Yo desde luego no, y doy mi palabras de que me he repasado la prensa de cabo a rabo, buscando ansioso una noticia en tal sentido.
Alguien puede argumentar que, dadas las características específicas de la actual crisis, poco pueden aportar especialistas en cardiología, traumatología, etc. Pero esto es cierto solo en parte. Se nos informa que determinados servicios en los hospitales públicos están desviando recursos desde otras áreas sanitarias para dedicarse en exclusiva a solventar la crisis causada por el coronavirus. Se nos cuenta que se han pospuesto intervenciones quirúrgicas que no fueran imprescindibles, para poder contar con el personal en las urgencias que atienden a los nuevos afectados. Pero el alivio que supondría la puesta a disposición de los medios con que cuenta el sector privado… de momento, ni está ni se le espera.
Entiendo que nada es gratis -y en medicina y salud menos-, pero ya sería momento después de “ajustar cuentas”. No dudo que nuestra sociedad sabría compensar (y con creces) una actitud positiva de este tipo.
Pero las noticias que me llegan son en sentido contrario. Los precios de las pruebas clínicas que se realizan en hospitales privados para confirmar o descartar cada caso de coronavirus han subido considerablemente en estos últimos días.
Debe ser que por encima del slogan de “la salud es lo que importa” prima ese otro que dice “todo el mundo va a lo suyo, menos yo que voy a lo mío”.
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