Cuando tenemos dificultades, estamos acostumbrados a concentrarnos en lo más bajo, a no pensar más que en ellas, a rumiar durante demasiado tiempo en todo lo que no marcha bien, en todo lo que nos preocupa, nos inquieta, nos apena...
Mirar sin cesar hacia abajo no es buen método, hay que procurar mirar hacia arriba, donde se encuentran la luz, la sabiduría, la belleza, y todo lo que puede incitar a nuestras almas a descubrir los medios para superar las dificultades.
Las preocupaciones, las penas existirán siempre, no nos las vamos a ahorrar. Para superarlas debemos actuar como se hace contra las intemperies o contra los insectos: equipándonos. Contra la lluvia cogemos un paraguas, contra el frío os nos abrigamos, contra los mosquitos usamos un mosquitero…
Pues bien, contra las dificultades debemos mirar hacia lo alto para extraer la luz y la fuerza. Sólo de esa forma triunfaremos.
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