La Inmigración... un privilegio

     Estaba haciendo cola y le ha tocado el turno. Ha llegado para cambiar el mundo. Profetas, líderes de todas las condiciones, guías religiosos, experiencias internacionales de consenso habidas estaban equivocados. Todo lo que en la historia ha servido para mejorar las relaciones entre los humanos de nada ha valido. Aquellos gritos que dieron la vuelta al mundo – libertad, igualdad y fraternidad- y que siguen revoloteando en muchos de nosotros no tienen por qué oírse. Todo intento habido y por haber en la historia ha sido negativo. Más bien ha causado un daño humanitario. Incluso eso que llamamos Derechos Humanos no vale. La historia se ha equivocado con la humanidad y alguien que seguimos sin conocer ha enviado por fin al redentor. Ha venido para cambiar el orden del mundo. Comenzó construyendo muros donde había puentes. Todos los días hace una faena. Una de sus últimas iniciativas ha sido derogar uno de los derechos de los seres humanos. Aquel que reconocía que todas las personas tenemos derecho a vivir donde queramos lo ha borrado de un plumazo pues, según dice, la inmigración no es un derecho sino un privilegio. Tiene las tijeras preparadas para cortar el resto de ellos y resumirlos en uno solo: Quien más tiene, no importa como lo haya adquirido, ese es quien vale.