Fue una sorpresa para él y comenzó a serlo para sus compañeros de partido. Había sido elegido para las listas de las próximas elecciones autonómicas. Su presencia en los mítines era obligatoria. Pero sus discursos rebasaban los límites de los colegas. Mientras los otros prometían lo de siempre: carreteras, más colegios, más hospitales, más dinero en subvenciones a las familias, Oscar utilizaba una dinámica diferente. Su mensaje tenía como objetivo que cada uno luchara por un cambio personal. Es costumbre, les recordaba Oscar, que todos se queden en su casa sentados ante el televisor, a partir de ahora levántense del mismo dos horas al día y participen en la comunidad de vecinos, en la asociación de vecinos o en la junta de padres. Les ofrezco colaborar en un horizonte luchador donde todos seamos protagonistas. Los que estemos en un puesto político de gobernante o legislador no seamos políticos profesionales sino servidores del pueblo.
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