Rondando los cincuenta en su
trabajo estaba rodeada solo por hombres. Una sala de quince metros de largo por
ocho de ancho daba cobijo a cinco mesas de trabajo, una estantería grande y un
ropero donde guardar documentación. De lo que hablaba el uno en voz alta, el
otro se enteraba. Y cuando no estaba el jefe, siempre había quien iniciara
algún tema fuera de órbita. De ahí que Rodrigo aquel día, en plenas fiestas
navideñas, comentase:
- Debe ser muy duro para una
señora trabajar con tanto hombre. De ahí que pueda ser eso la razón por la que
se mantiene soltera”.
Los demás compañeros, como
avergonzados, agacharon la cabeza, mientras ella, erguida y con su orgullo
personal a flote le respondía:
-Trabajo precisamente para
ser una persona independiente, vivir de mí misma, no depender de nadie, y no
vivo obsesionada por consumir más. No estoy obsesionada, como así parece
estarlo usted, en la necesidad de buscar satisfacción a mis deseos”. ¿Qué más
da, ser soltera que casada? ¿Tener o no tener relaciones sexuales, que parece
ser su tema prioritario, a juzgar por otros comentarios que están siempre en su
boca?
Sea porque aquella respuesta
dejaras las cosas claras y pusiera a aquel impertinente en su sito o fuera por
la conjunción de los astros, en aquella oficina no volvió a escucharse ninguna
impertinencia de ese tipo.
No hay nada como una vacuna a
tiempo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario