Hemos tenido una avería en
casa. Como pagas un seguro de la vivienda, no hay problemas. Pero ¡cuántos líos!
Atendieron rápidamente -eso sí-, vinieron a ver la avería y la localizaron.
Otro día, el fontanero, que tuvo que romper un poco del techo y parte de la pared.
Otro, el albañil para arreglar el techo. Pero las grietas de la pared
continuaban húmedas y no se podían cerrar. Habían quedado para hoy para enyesar
y faltaría luego volver a pintar. Todo normal. Lo que pasa es que tienes que
ponerte de acuerdo también con tu trabajo para poder ausentarse, completar esas
horas en otro momento y poder atender a los operarios que llegan a tu casa. No
puedes dejarla abierta y marcharte.
A todas estas, hoy no fui a
trabajar. Tendré que hacer las horas más tarde, llegaré a casa a las tantas.
Pero los operarios no venían. Llamo a la empresa de servicios, y no daban
respuesta concreta. Me tienen al teléfono diez minutos. Revisarán el expediente
y me llamarán. Pasa media hora más y no me llaman. Vuelvo a la carga. Otra vez
a explicar el tema, me pasan con dos personas, ídem de ídem, repitiendo la
explicación. Que “no les consta” me dicen. Al final, aparece mi dirección y el
nombre. Me piden disculpas. Quedan para venir a final de la mañana, pero ya yo
no podré estar pues he de ir a trabajar. Así que hasta dentro de una semana.
¿Por qué la gente será tan poco profesional? Bueno, a cualquiera, a mí también,
se le puede perder un papel. Pero ya me han jodido el día. Esta tarde que es
víspera del Día de Canarias y queríamos ir a unos cuantos sitios donde había folklore;
pues yo llegaré tarde porque tendré que cumplimentar mis horas de trabajo, y
además volver a repetirlo la semana próxima, porque, en la pareja familiar, a
mí me resulta más fácil llegar a un acuerdo con la empresa.
Complicaciones y más complicaciones
en la vida, que al fin de cuentas nos recuerdan que todos dependemos los unos
de los otros para cualquier cosa -las pequeñas y las importantes-, y que uno no
se puede montar la vida a lo libre y a lo independiente. He cogido medio
berrinche, pero ¿para qué? No hay necesidad de ello. Me pondré viejo más
pronto.
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