Pensemos en personas tan
dispares como Pedro infante -quien conquistó a muchos por su carisma de hierro
y su forma de interpretar sus canciones- que supo comprender todo el bien y
todo el mal, sabiendo que “las estrellitas le llenarán de inspiración para decirte
cositas bonitas”- o en Teresa de Calcuta. Ya de religiosa estaba viviendo la
intensidad del amor desde lo más pequeño, intuyendo la razón profunda de
las acciones más simples, pues
"debemos de hacer las cosas ordinarias con un amor extraordinario”.
Mucha más gente podemos
incluir en ese listado imaginario que va desde de Charles Darwin hasta
Aristóteles o Platón, pasando incluso por Napoleón Bonaparte y Julio César, sin
olvidarnos de Leonardo DaVinci, Galileo Galilei, o incluso Albert Einstein y Martin
Luther King, que no por si acaso al final es menos importante.
Nacido en Palestina con padre
de profesión carpintero, le dio tiempo a ir dejando caer multitudes de semillas
de amor y concordia. Inauguró un estilo nuevo que todavía sigue siendo actual e
necesario. Hablamos de un tal Jesús de Nazaret
No cabe duda que las frases
con las que expresan su pensamiento, reflejo por otra parte de su vida, son
para nosotros un auténtico desafío. ¿Podemos nosotros vivir este desafío?
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