Primer día
Al llegar hoy a mi trabajo,
las 8:30 me encontré un nuevo compañero en recepción. Bueno la verdad que no sé
si es compañero o compañera. Se me presentó diciendo que se llama Edurne, pero
escuché a otros llamarle Pablo. A la salida, 16.45 le pregunté si “Edurne” o “Pablo”.
- Es que tengo problemas de
identidad y según veo a la persona con quién hable así me siento, hombre o
mujer.
Segundo día
Coincido de casualidad en la
parada del autobús con un chaval al que conozco de pasada. Mientras esperamos a
que llegue la guagua me propone un juego:
- Pienso, luego soy -me dice.
– Pienso, luego no soy -le
contesto.
Un crío que desde luego no llegaba a los 15
nos replica:
- Pienso, luego no trabajo.
Y nos quedamos los tres
mudos.
Tercer día
Esta semana me ha dado por la
música. He escuchado a mucha gente. Entre ellas el gran Leonard Cohen. No he
cambiado ni un ápice el concepto que de él tenía desde pequeño. Un tío
demasiado huraño, demasiado poeta y demasiado bueno para formar una banda. Le
bastaba con su voz. Me sigo quitando el sombrero.
Cuarto día
Hace un tiempo me comprometí
conmigo mismo en visitar a mí tío de 78 años con cierta frecuencia. Vive con un
hijo de 38, que está más en la calle que en su casa.
Cuando llegué hoy a su casa
la puerta de la calle estaba entreabierta, así no tiene que ir a abrirla casi
tocan. Y el pobre viejo en medio de la basura por recoger y con olor a orines
que se desprendía de sus pantalones. Mi primo asomado a la ventana con el
cenicero a reventar. Sabiendo que yo iba ha reservar el tiempo necesario para.
Él mientras sin hacer nada de nada.
Quinto Día
Siguiendo mi costumbre la
semana pasada, y durante los tres días de trabajo, eché a suerte y
me desperté en un lugar al que no sabría volver. La primera noche me di
cuenta que no solo yo tengo esas ideas. Había unos ojos distintos que me
observaban desde el quicio de la puerta.
En cualquier sitio de esa
casona, desde las barandillas de las ventanas hasta los descansillos de las
escaleras, la gente va escribiendo sus historias rotar cada tres por
tres. Algo de importancia tendremos cuando siempre hay gente que nos lee.
Sexto día
En casa de mi amigo Ramón ha
nacido una niña. Habían pensado ponerle Alba. Pero el día antes de que naciera,
Ramón le dijo a su mujer "y si es verdad que lo que uno nombra se repite y
se hace realidad… “Alba, Alba... Igual cada día vamos a tener que madrugar para
ver también el alba nacer. Será cosa de volverse a pensar el nombre de la
niña”.
Séptimo día
¿Ya se ha acabado el verano?
Recuerdo aquellas tardes de estío interminables. Aburridas de tanto tiempo
libre. Ahora el tiempo corre tan deprisa que pronto empezará a hacer frío y yo
seguiré pensado que me he dejado el frigorífico abierto.
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