Mientras dormía me crecieron
alas. Animado por esa visión hice cálculos sobre las ventajas y desventajas de
esta situación y me propuse ensayar un vuelo corto. y el primer paso fue chocar
contra las ventanas. Pero no me di por vencido. Y en mi imaginación pasé de
libélula a ave de rapiña. Y avance sin fronteras por ese mundo y por otros
donde la categoría de ciudadanos es propiedad de todos y cada uno.
Hemos pasado toda la vida
escuchando como nuestros abuelos esperaban un tren. Y nuestros padres un coche y
nuestros hijos, más tarde, un avión .
Y en mi primer vuelo aterricé
en la noche en medio de mi balsa, envuelto en un poncho de niebla y mis oídos
escuchando el silencio armonioso del universo.
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