''Yo me hago y me vuelvo a hacer
continuamente. Cada persona extrae de mi diferentes palabras".
Virginia
Wolf
Encontrándonos varios amigos,
que con frecuencia nos veíamos cuando jóvenes y en los momentos de transición
política en el bar Hespérides recordábamos, cuántas veces habíamos comido y
cenado alguno de los excelentes platos combinados que se servían en aquella
cafetería, de la que por cierto su propietario era un emigrante canario a
Uruguay que volvió a invertir en Canarias lo había ganado en país sudamericano.
Hoy, que tanto se habla de aquellos que vienen a ocupar nuestro territorio
desde fuera, bueno ería hacer un inventario de aquellos de nosotros que en otro
tiempo ocupamos otros territorios.
Eran tiempos de reuniones en los
que teníamos la certeza de que el país y nuestra realdad estaban cambiando de
verdad. Eran horas tranquilas en las que tomamos nuestro café y cambiamos
impresiones con serenidad y también con esperanza, no exenta de ciertos
temores, pero animados por un ambiente de algo más de libertad de la que
entonces se respiraba.
Recuerdo que el 23F la
terraza quedó vacía y el día siguiente por la tarde, aunque la confusión seguía
presente teníamos ya la sensación de que el peligro había sido extirpado y qué
aquel fenómeno esperpéntico se quedaba en el siglo pasado. Así nos repetían una
y otra vez las imágenes de la televisión y los comienzos de los telediarios.
Nuestras tertulias corrían a
dar el paso a los comentarios de editoriales, documentos, libros. Nos servía
para comparar lo que sucedía en aquella obra de teatro o en aquella novela con
lo que estaba ocurriendo en la realidad. Otras veces era simplemente la
literatura la que fuera la protagonista.
Al recordar aquel
establecimiento quiero recalcar la importancia que tienen esos lugares para
mucha gente, hoy también por el motivo que fuese. Siempre es importante
establecer puntos de encuentro, lugares en los que poner en común los puntos de
vista de cada uno.
Conozco algún grupo de
Facebook, como por ejemplo el club de
los retos de Dacil que, con la frecuencia de una vez al mes, se reúnen bien en
la plaza de las Ranas imanes o bien en un pequeño restaurante modesto donde, al
tiempo que comparten la comida, comentan las incidencias que se han ido
produciendo durante el mes en la lectura de los artículos de cada uno.
Son reuniones en las que
compartimos todo aquello que bulle en nuestra mente y que muchas veces no tiene
ocasiones de salida. Por eso, por su vital importancia -la de compartir
iniciativas de ayer y de hoy- brindo por su continuidad.
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