Antes de la
guerra del catorce Europa se distinguía por la seguridad que había dentro de
sus fronteras. Después del 14 aumento la desconfianza no solo entre los
responsables de los países sino también entre los mismos ciudadanos de unos países
con otros. En ese momento filósofos e intelectuales de todo tipo se dedicaron a
intensificar la necesidad de lavar y rechazar el conflicto pero su
esfuerzo fue en vano.
La experiencia
bélica y la pobreza con la que muchos se encontraron lograron al final una
estabilidad. Hoy la exageración de la crisis migratoria vuelve a renacer pesadillas de dolor, crisis y guerra en nuestros países.
Y así en Italia
comienza a surgir un fascismo que criminalizan la inmigración, que prepara un
censo de gitanos como ciudadanos de segunda categoría y ordena que se den menos
permisos humanitarios.
De esta manera
no se le hace caso a estudios de
intelectuales y científicos qué dicen que por cada euro invertido en refugiados
el país de acogida consigue dos más al cabo de 5 años.
Y sin embargo la
mayoría Europea sigue pensando en las alambradas como solución, cuando un
análisis serio de la situación la pone de manifiesto y mientras no haya una
política de cooperación conjunta por parte de todos los países europeos el
flujo migratorio seguirá asistiendo con alambrada o sin ella mientras no seamos
capaces de respetar los gustos derecho de acogida de los refugiados no solo
seremos irreverente con la legislación internacional sino que no habremos
aprendido de nuestro pasado.
-Extracto de un artículo de opinión de "El Español"-
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