Habían participado en el
curso de formación que se había impartido en la escuela social del ayuntamiento
y que terminó con la programación de una acción popular.
Algo de sorpresa causó cuando
Santiago y Ernesto comienzan a pedirle al profe los primeros puestos de mando y
coordinación. El maestro Alonso, al darse cuenta de sus intereses, pensó que de
nada les he servido el curso en el que habían participado, pues la actitud
egoísta en la vida o el pretender seguridades en el quehacer de cada día son
actitudes que llevan a lo contrario de lo que se pretendía con la acción a
realizar.
Los compañeros al darse
cuentas de lo que estos pedían se indignaron, con lo cual ellos mismos
mostraban también que su actitud era igual. Estaban acabando la carrera y ya
estaban pensando que provecho podían sacar de los demás y no en cómo poder
servirles mejor. Habían comprendido muy bien la lección que los políticos
suelen dar.
Y más aún: el que esto
escribe y el que ahora mismo lo está leyendo, analizándonos profundamente, será
fácil que descubramos qué potenciar nuestro ego solo nos servirá para seguir
avejentando este mundo y hacerlo cada día más deteriorado.