Hacía unos cuantos días que
no la veía sirviendo en el comedor. Pensé que, como otras muchas compañeras de
su trabajo, estaba de vacaciones. Incluso pensé: seguro que Aco se habrá llevado a su madre a
un apartamento del Sur. Buscaba que ella tuviese al menos unos días fuera de la
rutina de estar sola en su casa . Pues Aco tenía que trabajar y antes de que
saliera el sol dejaba equipada a su madre tanto de vestidos como de
alimentación. La madre se había quedado en una silla de ruedas desde muy joven,
en su cuarentena.
Aco es auxiliar geriátrico en
una residencia de mayores. Necesita el
trabajo para vivir y cuidar la atención médica de su madre. Había conseguido
que sus obligaciones en casa no fueran una rémora para estar despistada en su
trabajo de cada día. Centrándose en ellos tenía que dejar aparcada su máxima
preocupación.
Conozco algunos amigos qué
viven en esa residencia. Cuando oyes hablar de Aco la opinión generalizada es
positiva. Podemos resumirla con frases como estas: “Nunca la he escuchado
gritar a nadie. Atiende a cada persona como si ella fuera la único residente.
Sabe llamar la atención sin enseñar los dientes procurando que el mayor vaya avanzando por si solos. Lo que puedes
hacer por ti mismo no esperes que te la haga yo”.
Pues no. Volviendo al
principio de este post no estaba de vacaciones. Uno de estos días pasados al
regresar a su casa por la tarde se
encontró a su madre sin respirar. Se
había ido sola, suavemente, independiente. Sin molestar a nadie.
Era como su hija. Ambas
habían aprendido de la una de la otra que la intención hace más por su
constancia que por su fuerza y que por tanto no puedes elegir qué te va a
deparar la vida, pero si la manera de responder ante ella.
Ayer estando con unos amigos
escuché como uno de ellos le decía:
- Aco, últimamente, te
encuentro un poco más seria.
Ella le respondió con una de
sus transparentes sonrisa al tiempo que
pensaba "éste no se ha enterado de nada".
Al volver a su casa hoy, le
parecía escuchar una voz muy conocida que le decía cosas como estas:
- Ánimo hija no pares. No
importa lo que los demás piensen qué debes hacer con tu vida. Importante es lo
que tú crees que debe hacer. Puedes corregir un error pero nunca podrás
corregir un que no lo intentes.
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