¿Qué se puede decir o escribir de la Navidad que no haya sido dicho ya? Todo el mundo habla de ella, todos nos felicitamos, todos intentamos vivirla, todos nos ponemos de fiesta, muchos se hartan y beben a tope, otros no tanto, y muchos nada de nada. Por circunstancias crecí en un ambiente no estrictamente familiar, y lo de reunirnos a cenar y demás no era la práctica común. Hoy lo hago, pero como también puedo hacerlo un sábado más del año poniéndonos de acuerdo todos los hermanos.
La gente sale a comprar más, a gastar más. Conozco a uno que esa noche cena papas fritas y huevos fritos, pero claro luego va a casa de sus suegros y se hincha. En casa intentamos esa noche ser sencillos en las trapisondas comestibles.
Es verdad que es una fiesta grande, y como tal debemos celebrarla. Pero los deseos que nos trae la Navidad de felicidad, de fiesta, de compartir, de ser solidarios, de sentir la fraternidad y similares, que realmente se corresponden con el sentido de la fiesta, deberíamos hacerlos y tenerlos presentes todos los días de nuestra vida, del año. Como dice un amigo mío, Navidad es todos los días del año. Porque su sentido más hondo es religioso, y es Dios que se acerca al hombre y se hace uno mas de la historia y de la humanidad. Nosotros también somos de la historia y en ella debemos practicar cada día la solidaridad.
Mis deseos de esa navidad diaria quiero hacerlos partícipes en estos pequeños comentarios: intentamos cuando decimos “Felicidades” en estos días decirlo de corazón, no como rutina, si no deseando lo mejor para la gente que pueda leer esto. Intentamos “personalizar” la felicitación.
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